La naturaleza le echó al país su “cubetazo”, y retó a Haití
Como se ha puesto de moda el Ice Bucket Challenge el país ha cogido una buena cubeta desde este fin de semana, de manera tal que cuando llegó al Teatro Nacional mojó una parte del escenario, y fue aprovechado para el montaje de un show de mal gusto en contra del director Niní Caffaro.
Las constantes lluvias han provocado dificultades a los organizadores de actividades, como sucedió el sábado que suspendieron una presentación de Asdrúbal en “A Bebé Donde Correa”, como también la que tenía Be Crazy en Plaza España.
“Lo de la lluvia no para mi fiesta” que canta Fernando Villalona entra en el campo de la relatividad.
Sobre todo en un país donde la mínima llovizna se toma de pretexto para no trabajar, dejar de ir a la escuela, beber ron y hacer sancochos y juntes familiares.
Parte de la idiosincracia del dominicano.
En países europeos los aguaceros no impiden las actividades normales, y la gente sale con su paraguas al teatro, a los restaurantes, clubes sociales, y sobre todo al trabajo.
Aquí un aguacero cayendo en un techo de zinc invita a dormir, se asocia con actividades amatorias, como si la lluvia tuviera que ver algo con el sexo.
Parte de la cultura del vago, en un país codificado a partir de creencias como la de que aquí “el día más claro llueve”.


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NIURKA BAEZ,
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