Los programas sabatinos de entretenimiento tienen una tarea importante pendiente, ninguno de los cuales todavía ha cumplido a cabalidad para poder aprobar la materia.
Y es la de alcanzar los números necesarios en el aspecto publicitario, que les permitan remontarse a los niveles de facturación para "pasar el curso".
Algunos lo han alcanzado a medias, pero sin el porcentaje para que la evaluación sea satisfactoria.
En cambio hay quienes se han valido de meter “chivos”, tratando de pasar el examen, como es el caso de los anuncios por intercambio, que en ninguna pauta publicitaria alcanzan una categoría relevante e importante.
Ningún programa puede sostenerse solo a base de intercambios, y los que llevan la carga más pesada son aquellos cuya producción no es del canal, sino que ocupan espacios arrendados.
Aunque debemos señalar que algunos intercambios son necesarios, como los servicios de taxi, de ropa. comida, accesorios, que son los que ayudan a las muchachas presentadoras a estar regias en pantalla, lo cual de no ser así conllevaría una inversión que ninguna soportaría si fuera a base de dinero.
Es por ello que las presentadoras anuncian todo lo que llevan puesto, incluyendo maquillaje y peinado, algunas con tantos intercambios, que solo faltaría que anunciaran los panties que llevan puestos.
Pero nada hace un espacio con cargarse de artículos que luego hay que regalar , porque no se sabe qué hacer con los mismos, como son los fines de semana en hoteles, los viajes en el ferry, o los jean "sin clase" de las importadoras.
Lo que resuelve el pago de la nómina, del canal, y los gastos operativos es el efectivo. El “efe”, como dicen los tígueres., porque aquí si se cumple aquello de “no money, no mami”
Hay intercambios importantes y necesarios, pero hay otros que abaratan la imagen
Y ya que hablamos de los intercambios, hasta para hacerlos y sacarle provecho hay que tener habilidad, como por ejemplo el doctor Julio Hazim que se hizo proverbial vendiendo en su tienda todas las neveras, estufas, televisores, lavadoras que conseguía por intercambio en la Revista 110.
Ese si que sabe traducir en dinero los negocios en especies…
El intercambio siempre ha existido.
Si lo ubicamos históricamente se inicio en la radio, en los años 50 , cuando algunos locutores de La Voz del Trópico, Onda Musical y HIZ, emisoras musicales y emblemáticas de la época. anunciaban “barras sandwicheras” a las cuales iban a degustar sandwiches "completos" y “jamón y queso”, acompañados de “leche batida” o jugo de lechoza con leche, al igual que sastrerías, o bares como El Trocadero de la José Trujillo Valdez con avenida Mella, donde era asiduo visitante el locutor, escritor, declamador, trovador y poeta azuano Hécgtor J. Díaz.
Así que no nos venga nadie a hablar de intercambios, porque de eso sabemos.
El algunos momentos hemos recurrido a ellos, como era el intercambio “full” que teníamos con el hotel Jaragua, en todos sus restaurantes, habitaciones e instalaciones en la epoca en que producíamos y conducíamos el programa TV Revista.
Aunque en nuestro caso eran intercambios de gran valor, como los que hacíamos en El Show de Johnny Ventura con la Agencia Bella, a cabmio de carros Honda nuevos, del año. No intercambios de "chimichurri"...
El difunto Yaqui Núñez usaba mucho también los intercambios, pero de buenos restaurantes.
Recordamos las salida desde El Show del Mediodía al Restaurant D´Ciro que operaba en la avenida Independencia.
Como también al Vesubio del malecón donde Yaqui era fijo.
Algunos restaurantes nuevos, empero, no se sostenían por más publicidad que se les hiciera. El de la gastronomía es uno de los negocios de más riesgo, pues el público, al igual que el de las discotecas, suele ser muy veleidoso.
Van un tiempo por curiosidad, o moda, los llenan, y después se desaparecen…
En los tiempos en que Yaqui anunciaba algunos restaurantes nuevos, por intercambio, ocurría eso. Pero entonces cuando la clientela dejaba de ir al sitio, y lo cerraban terminaba la boca de la farándula echándole la culpa a Yaqui, por ser la cara de la campaña publicitaria del lugar.
Crearon el estigma, aunque jocoso, de que Yaqui quebraba los restaurantes donde hacia intercambio. Y es que no era un “comesolo”, pues siempre iba acompañado hasta por diez personas del programa Enhorabuena.
Y en ese caso era entendible, porque nos reuníamos en los restaurantes a planear los programas de la semana siguiente, y a veces se planificaban hasta con dos semanas de antelación.
¡Qué mondongo!
El tema de los intercambios nos hace recordar la anécdota que ya contamos una vez del restaurant La Finca del chino Chuchú Ortiz de la avenida Venezuela, donde los comediantes del programa La Opción de las Doce tenían un intercambio, y se aparecían siempre al lugar a comer filetes, camarones, y todas las exquisiteces y platos caros del establecimiento.
Como era por intercambio pedían comida hasta para llevar a sus casas, para el abuelo, el papá, la esposa, los muchachos, y hasta el perro.
Pero Chuchú les cogió el truco y bajó línea a los camareros en el sentido de que lo único que podía pedir por intercambio era mondongo, que era la especialidad de la casa, y en su defecto, chicharrón de pollo.
Recuerdan el eslogan aquel de ¡Qué mondongo!.
Los comediantes protestaron porque los dejaron sin los camarones y los filetes que se abrochaban, pero tuvieron que adaptares a la normativa de Chuchú en su restaurante, y desde entonces tuvieron que adoptar la filosofía del Yoryi Resuelve, y resolvieron su asunto ¡a mondongazos limpios!.
Terminaban saliendo de allí con un olor a mondongo que ¡ni ellos mismos se soportaban!
El “efe”, como dicen los tígueres. jajajaja como el capo
ResponderEliminarjulio clemente es famoso con eso tenia en que noche una vaina que se llamaba el ollito una tienda de villacom y un anuncio de sandwich ofrezco que baratero jaja
ResponderEliminarJulio clemente tambien anunciaba una gomera de villa mella donde le cogian los pinches sin pagat
ResponderEliminarCorrecion: La Finca estaba en la avenida San Vicente de Paul.
ResponderEliminar