miércoles, 8 de octubre de 2014

¡Domine mi frente!


¡Capicúa 25!
Dominó se escribe con D

Por Orlando Holguín
El dominó es un juego de mesa creado por los chinos. Sí, esos fabulosos chinos a los que les debemos tanto. A saber: Estudios fotográficos, restaurantes, supermercados económicos, pica pollos, reservados y el negocio que una gran parte de dominicanos y dominicanas reniega: las deliciosas, lujuriosas, confidenciales y fantásticas cabañas, sin las cuales, a nuestro entender, ya este país hubiera explotado por las cuatro esquinas.

A las cabañas habría que agregar el juego de dominó, el cual pienso que también le ha evitado una guerra civil a esta selva rodeada de agua. Según datos, las primeras manifestaciones de este juego aparecieron por el año 1119, es decir, mucho antes de que Colón, posterior al grito de Rodrigo de Triana, exclamara esta lujuriosa expresión: “¡No empujen, no empujen, que hay indias para todos!”  

El dominó es fácil de armar, pues sólo se necesitan cuatro sillas, una mesa especial de dominó, en su defecto una improvisada, o hasta un pedazo de plywood sostenido por las piernas de los jugadores. El dominó al estilo dominicano es chercha, es discusión, es compartir,  gozar, botar el estrés, aunque no todos gozan, pues en los grupos hay algunos individuos que prefieren que lo maten antes que los saquen y lo manden a posición de mirones o de apuntadores. 

Hay lugares de juego estresantes. Son aquellos donde usted no puede resollar,   mover una mano, ni mucho menos tocar las fichas, acotejarlas, etc., pues esto podría ser interpretado como una seña. Y no es para menos, pues al parecer Dios dijo “¡hágase la trampa!”, e hizo al dominicano. Generalmente, estas exigencias ocurren allí donde se apuesta dinero o bebidas. En ese ámbito no se juega para la pura diversión, y es propicio incluso para que ocurran pleitos y desavenencias, llegando en ocasiones hasta la ocurrencia de desgracias personales. 

Aparte del pueblo llano, el dominó aquí lo juegan millonarios, generales, políticos, empresarios, artistas y hasta presidentes de la Res-pública. Estos últimos quizás lo hacen para botar el estrés que dicen provoca el gobernar este desorden con ínfulas de nación. Quién sabe si fue en una mesa de dominó que alguien escuchó la famosa frase: “Y yo te cierro el banco”, expresión que, supuestamente, pronunció un presidente. Pero no estamos hablando de política, sino de dominó.

Se dice que el que juega dominó y no bebe, no ha jugado, y es que el dominó inevitablemente invita a la bebida. Un escenario perfecto son las esquinas de los barrios, sobre todo en los fines de semana, donde se juntan los amigos y “panas”, casi siempre frente a un colmado y allí trancan juegos, matan dobles, cantan ¡capicúa!, “estrallan” fichas, dicen malas palabrotas y discuten, todo ello mientras empinan el codo y consumen frías, romo o whisky a veces en cantidades industriales. Es más, los fabricantes de bebidas, deben también rendir tributo al pueblo de Lao Tsé, Confucio y Mao, por haber inventado este juego de mesa, pero además una estatua al que se le ocurrió hacerle los cuatro huecos a la mesa para la colocación de los vasos.

Los mirones son parte del folclor del juego de dominó, y sucede y viene a ser que aquel que se la da en ser el mejor jugador permanece más afuera, opinando y diciendo a los demás cómo deben jugar, hasta que alguien le dice: ¡Cállate, que tú estás afuera! .


Ni hablar de la presencia de algún tipo de comida en el juego de dominó, ya sea un sancocho, un chivo, guineas, etc. Cabe señalar que hay jugadores que se hacen acompañar de sus  parejas y los hay que no pueden ir a jugar solos y deben llevarse a la doña. Otros aún más “dominaos” por la “jefa”, tienen que jugar con la señora como frente. Si pierden, entonces deben prepararse, porque la derrota se la achacan a ellos y en la noche los pueden mandar a dormir para los pies, ¡por juega malo! .

En algunos lugares donde el juego de dominó es una tradición entre grupos de personas amigas, familiares etc., hay algunos a los que les ponen algunos motes relacionados con el juego: “Doble 4” (dicen que el doble más azaroso por encima del doble 6), “La Capicúa”,  “El tranque” “Miguel La Cajita”, “El pollero”, “La Ficha”, “Neno El Chivero”, “Mingo La Granja”, entre otros. No vamos a dar el truco de algunos hombres que, según se dice, andan con un juego de dominó a cuestas y lo utilizan para sonarlo en “circunstancias especiales”, queriendo indicar que están jugando dominó. ¡Anda pal caray, ya lo dijimos! Ahora pedirán las compañeras sentimentales de estos genios que les pongan al teléfono el resto de los jugadores que les acompañan.


En fin, el dominó debe ser declarado patrimonio cultural de la diversión de los dominicanos, y deberíamos rendir un homenaje a los chinos. En un país sin diversión, sin parques, sin lugares para botar el estrés, las cabañas y el dominó quizás han evitado un corre corre, o un “abájate que tan tirando”, a los gobernantes que tanto han relajado con este pedacito de bella y digna tierra.  

2 comentarios:

  1. johnny no es haitiano es cocolo de los que vinieron de las islas inglesas en las antillas menores pero es la misma vaina.

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  2. Tanto que hablo de domino Orlando Holguin dandosela que sabe pero el paso por alto un dato importante; pues el actual campeon mundial de domino es dominicano y ha ganado ya varias veces dicho campeonato y se llama Joaquin Martinez.

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