Ingratos haitianos

Señor Cuervo:

Perdone que hace tiempo no le escribía, debido a que  se me hace pesado escribir cartas de puño y letra, con papel y lápiz, en estos tiempos de internet y de e-mail.

Pero como usted insiste en no usar computadora, y prefiere mantenerse en el método antiguo, no me queda más remedio que  recurrir a la correspondencia física, aunque tiene el inconveniente que se tarda mucho en llegar, pues hay que comprar sello, y tirar la carta en el buzón, y no se sabe cuánto tiempo tarda la gente del correo en recogerla, procearla y entregarla.
Aunque ahora lo que se usa son los llamados "couriers".

Pero bien, el caso es que confío en que esta carta le llegue, señor cuervo..

Quiero hablarle de los ingratos que son los "pitises", que aunque usted no lo crea, son el más grande dolor de cabeza de la nación dominicana.

Qué gente más cuerva, señor cuervo...

Los haitianos quieren que les resolvamos sus problemas y por más que hagamos por ellos, nos maltratan...

Sólo tiene usted que ver que Leonel Fernández se puso de alcahuete a construirle una universidad, mientras pueblos  de aquí luchan por una extensión de la UASD, y la Policía  repele sus manifestaciones  y demandas a tiros y bombazos.

Paradójicamente, Leonel siendo presidente estuvo en Haití y salió vivo de milagro, porque en las calles de Puerto Príncipe los haitianos lo querían linchar, y tuvo su seguridad que limpiar el perímetro a tiros limpios, utilizando múltiples cargadores de ametralladores, como nos contó un coronel encagado de su seguridad, que fue un actor principal en la escena de los hechos.

¿Usted se imagina que por estar Leonel de "sabroso",  los haitianos lo hubieran capturado, y lo hubieran sometido al suplicio de introducir sobre su cuerpo  una goma de carro hasta la cintura, y le hubiesen prendido fuego, método  habitual, cruel y bárbaro, que usan para linchamientos los haitianos?.

Probablemente "El León" no estuviera rugiendo para una nueva candidatura a la presidencia.

Y es que así son los haitianos...¡Bien cuervos!. Y me perdona si lo molesto al decir esto. Pero no hago más que expresar con ello lo que ha sido siempre su estirpe.

Usted le pasa un plato de comida al haitiano que sirve de guardían en el condominio o torre de apartamentos donde usted vive, y en vez de agradecerlo, riega en la vecindad, que en su casa cocinan mucha carne de pollo y de res, y que casi nunca se topan con un pescado chillo, una langosta o unos camarones. ¡Esos fatales, acostumbrados a comer masitas y coconetes con mabí o Malta India, (vaya la propaganda)!.

Las mujeres parturientas cruzan la frontera para venir a dar a luz en nuestros hospitales, donde les dan todas las atenciones para que nazca el "macaco", pero aborrecen al médico que la atendió, al que miran de reojo.

Los estudiantes haitianos en los pueblos del Sur que inundan nuestras escuelas, llegan tarde para no tener que cantar el Himno Nacional al inicio de la jornada, y cuando les reclaman quieren agredir a los profesores.

De manera expresa toman nuestra bandera y la usan como cortina en sus letrinas, lo cual es un acto de desprecio a nuestro símbolo patrio.

Está bien que no sea su bandera, y que no le rindan culto ni tengan hacia ella fervor patriótico, pero no es justo y decente irse a la actitud extrema de pisotear y mansillar nuestro símbolo patrio.

Se trata de una provocación humillante y un desafío imperdonable de gente que quiere beneficiarse de lo nuestro pero que nos odia y no nos quieren... de sobra hay ejemplos. Aunque los pro haitianos antipatriotas los defiendan y no quieran reconocer los hechos.

Quieren nuestra nacionalidad, conservando la suya, pero nos irrespetan, al igual que al país que los acoge.

Por lo menos deberían ser agradecidos, esos apátridas que en ninguna parte los quieren.

Tenía que desahogarme, señor Cuervo, y or eso le escribo.

Y como dice la canción, "cría cuervos y verás, como te sacan los ojos". ¡Patria o Muerte, Venceremos!

Zorro