En Paris, en Lisboa, en Holanda, uno hace fila, pero es para montarse en un taxi Mercedes Benz hasta del año...Aquí en una chatarra que debería estar prohibida o en Metaldom. Pero eso es culpa del gobierno, que debería darle por lo menos un Toyota Lexus del año a cada humilde padre de familia chofer del concho, como hacen con los diputados, que hasta los venden..¿Por qué con nosotros los choferes de Juan Hubieres, no pueden hacer lo mismo, si somos los "Dueños del País"?

La aventura de andar en carro público

Por Ruddy Duarte

Después de un cálido fin de semana llega el lunes y me preparo para ir al trabajo  como cada día me levando a las 6 A.M. para llegar temprano. Aunque mi horario de entrada es a las 8:30 A.M. trato de salir temprano para evitar cualquier inconveniente que pueda pasar en el camino.

Camino varias cuadras hasta llegar a la intersección de la  Máximo Gómez con  27 de Febrero donde tomaré un carro público para desplazarme hasta mi trabajo. Son las 6:30  y ya estoy en el lugar indicado.

Al llegar me preparo para abordar un vehículo, pero me veo obligado a hacer una fila para poder tomar mi carrito público. Sin más inconveniente que tener que esperar 40 minutos de pie logro montarme en un carro que si bien es cierto no tiene aire tampoco lleva comodidad ya que donde debería ir un pasajero lleva dos y en lugar de 3 van 4 a lo que se le suma algunos tapones desde temprano, para que este viaje parezca eterno.

El chofer escuchando bachata desde temprano. Mientras maneja va cantando, y por fin llego a mi trabajo a lo que digo:

-Chofer, déjame por favor- pero como lleva la música encendida y va entretenido me deja después de dos esquinas. Pero llego a tiempo a mi trabajo y entro a las 7:40.

Ya agotada la jornada laboral me preparo para volver a casa, por lo que me desplazo al lugar donde puedo abordar un carro público que me lleve de regreso.

Una vez en el lugar indicado espero alrededor de 10 minutos para ver el primer carro que pasa y se detiene a dejar un pasajero y montar otro. En el lugar hay alrededor de 40 personas, pero esta vez no hay filas, por lo que todos salen corriendo a ver cuál es el afortunado de montarse. Después de una hora de espera y aguantar cientos de pisotones logro entrar en un carrito a lo que al momento de pagar al chofer digo:

-Chofer hasta la Gómez- a lo que él mismo toma el dinero y no pronuncia palabra. Antes de llegar a la Gómez vuelvo y le digo:

-Chofer, voy Gómez- a lo que él responde:

-Yo no voy hasta la Gómez, me iré por abajo para evitar el tapón- y me pide bajar del carro si no quiero que me deje después del túnel, y en vista de tal respuesta me desmonto, aunque un poco incómodo por lo que debo llegar caminando desde muy lejos hasta mi casa.

Martes, me levando a la hora acostumbrada. Llego al lugar indicado, hago mi fila, la espera fue de unos 50 a 55 minutos. Después de esperar un largo rato logro entrar en un carro y llegar a mi trabajo. Llegada la hora de salida solo pienso en tener que volver al trote del día anterior para llegar a casa.

Una vez en la parada improvisada que tiene dicha ruta y después de esperar alrededor de 40 minutos y ver que no llega un carro de la ruta me monto en uno pirata que dice llegar a la Gómez.

Una vez llego a dicha avenida me desmonto y al llegar a mi casa me doy cuenta que perdí mi celular. Pero nada, otro día ha pasado y me preparo para cumplir con mis obligaciones universitarias.

El miércoles y el jueves fueron días igual de agotadores pues cada uno guarda una historia diferente.

El viernes salgo temprano como de costumbre, y cuando estoy haciendo la fila de pronto cae un aguacero. No me quiero mojar, pero no hay forma de evitarlo  ya que la fila se hacen al aire libre, por lo que sigo de pie. Después de unos 20 minutos de una agua encendía llegan algunos carros, pero dicen que no montaran a los pasajeros mojados ya que le mojarían sus vehículos y aprovechan y se montan los que tenían sombrilla. 

Después de un largo rato vuelve a salir el sol y nuestra ropa se seca un poco por lo que este día tuve que esperar casi dos horas para abordar un carro público. 

Después de  un largo día de trabajo vuelvo a salir con la preocupación del ajetreo que debo agotar para montarme un un carro público, llego al lugar donde acostumbro a tomar el carro y después de aguantar algunos pisotones y arrempujones llega un supervisor de la ruta y prepara una fila.

Al instante se vio como las personas se sentían mejor con la fila ya que podrían asegurar abordar cuando llegara su turno. todos permanecían callados y así pasamos unos 25 o 30 minutos en los cuales la gente se miraba sin pronunciar palabra y sin llegar ningún carro vacío para aliviar la preocupación de los que están agotados.

A esto se le suma que estamos de pie y son alrededor de las 6:30 pm por lo que el sol esta en uno de sus mejores momento para calentarnos mientras esperamos.  

Así sigue pasando el tiempo, llegan carros y van montándose uno a uno los pasajeros,  ya son las 7 de la noche y yo solo pienso en que llegaré tarde a la universidad ya que aún estoy en la fila.

Por fin logro montarme en un carro, esta vez el mismo tenia los asientos desbaratados, se le sentían los alambres, pero me monto.

A pura vista parecía que este carro no podía correr de tan desbaratado. Sin embargo ya solo quiero salir de aquella  fila, al montarme saludo pero la gente cansada no pronuncia palabra, solo miran y otorgan un largo silencio. 

Cada día es una nueva historia. 

Ruddy Duarte.