Joseph Cáceres

La obra teatral de nuestros comerciantes

                Por:  J. Eduardo Martínez.

Capítulo Primero.  Hace algo más de un mes, la prensa escrita detallaba que en enero del 2015 los precios de algunos artículos subirían, producto de la última reforma fiscal.  No pasaron 48 horas de esa información y ya la mayoría de los productos mencionados estaban subidos de precio.

Cuál era el propósito?  Cuando llegue enero y se proceda a la subida de precio de tales productos, el punto de partida será sobre una base más alta, por lo que las ganancias serán mayores.  Se dio cuenta, señor Juez?

Capítulo Segundo.  Desde hace varios meses el costo del petróleo ha bajado en el orden de más o menos un 45%, lo que ha provocado que los precios internos de los combustibles hayan bajado sustancialmente.  Al momento de este artículo, los precios del comercio en general no han bajado en absoluto.

Lo interesante de todo esto es que cuando los precios de los combustibles se disparan hacia arriba, los aumentos de precios en las mercancías son inmediatos.  Qué causa esto?  Al aumentar los precios de forma inmediata, todo el inventario existente en ese momento, comprado a precios viejos, da ganancias adicionales.

Hago esta última observación, porque una de las excusas que se esgrimen para no bajar los precios, es que hay que esperar que se acabe el inventario viejo.  ¡Palo si boga y palo si no boga!

Capítulo Tercero.  Las ofertas de especiales de los comercios del país resultan ser muy interesantes, más ahora que el famoso Viernes Negro, traído desde Estados Unidos, se ha popularizado.  Resulta y viene a ser, que nuestros comerciantes ofertan rebajas de hasta un 50% de descuento en artículos seleccionados, sin que esto incluya sus márgenes de ganancia, o sea, aún con el 50% rebajado, siguen ganando.

Qué significa esto?  Que cuando no hay especiales, aparte del margen operacional, se ganan un 50% más… Tan sencillo como eso.

Muchos de estos comercios se pasan el año haciendo concursos para sus clientes, concursos verdaderamente millonarios, con premios que llaman la atención, lo que indica que el negocio es suficientemente bueno.   Pero resulta que el porcentaje de ganadores de estos concursos, con relación a su clientela total, es ínfimo, pírrico.  No compensa la inversión individual.

Mi parecer es que es mejor bajar la cantidad de dinero invertida en los concursos y poner precios más asequibles a las mercancías o servicios.  Esto se reflejará en una mejora para todos los clientes, no para unos pocos que salen beneficiados en los concursos.  Se animan?