Hay que apoyarlo
La Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía está tratando de aplicar correctivos al problema de la expansión de la oleada de mal gusto que nos arropa, con su secuela de vulgaridad, el mal uso del lenguaje en los medios de comunicación, luego de muchos años de indiferencia ante la situación caótica que la sociedad toda venía sufriendo.
Muchas eran las voces que se levantaban en contra de tanta detestable excrecencia en la música, la radio, la televisión, promoviendo el doble sentido vulgar, la exaltación a los estupefacientes, la violencia de género contra la mujer, sin que nadie se condoliera de una sociedad y una familia dominicana merecedora de mejor suerte.
Hemos dicho ya que se le ha hecho tarde, pero no por ello debemos dejar de apoyar las acciones reguladoras que está emprendiendo la Comisión de Espectáculos Públicos, aún cuando algunas entidades de esas que se oponen a toda regla y ordenamiento, argumentando interpretaciones de leyes y preceptos jurídicos, le hayan salido al frente a la intención de emprender la gestión de una campaña de adecentamiento.
Por lo pronto en Acroarte hace tiempo que se ha puesto un granito de arena en pro de una profilaxis en la denominada música urbana, desestimando para el premio Soberano a figuras del género que si bien es cierto son muy populares, no menos es que promueven letras vulgares, ofensivas, en las que se exalta la violencia y los vicios.
Lo mismo han hecho algunas estaciones de radio dirigidas por gente consciente y con criterio.
Pero faltaba la presencia del organismo regulador, que estaba dormido, y que por fin ha despertado.
Hay que apoyarlo
El primero que tienen que censurar de la radio el a Albaro Arbelo
ResponderEliminarLo que creo que JM Hidalgo lo que está en poniendo la barba en remojo por que no está seguro su permanencia en el cargo y ahora sale con este tremendismo. Es cierto que algunas novelas y programas deberían estar en un horario más tarde, pero la "macan" cuando dice que a las 11:00 y para buscar sonido menciona a los dueños del circo (que no son santos de mi devoción).
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