Cuando una cosa es con guitarra, y otra...¡con gato!

La misma zoquetá cada vez que se avecina El Soberano

Acroarte organiza talleres y seminarios de formación para sus miembros, lo cual está muy bien, y más deberían ser.
Y no depender tanto de los llamados "conversatorios"...
Pero, hablando aquí, entre nos...Deberían organizar un taller para enseñarle a ciertos miembros ¡qué es lo que se premia en el Soberano!
Todos los años discutiendo por la misma zoquetá. ¡Y el año que viene regurgitando lo mismo!. 
Miembros de la asociación criticando a la asamblea y "rumiando" por todas partes  porque no se nominan merengues y temas musicales, que si bien es cierto han sido populares, carecen de calidad, lírica y musical, que es una condición esencial dentro de los criterios que sustentan las categorías correspondientes a la música.?.
¿Y es que no acaban de enteder, que el premio Soberano, desde su origen, ha procurado más que nada premiar la calidad, independientemente de la popularidad?. ¡Por dios!.
Lo quieren equiparar a premios comerciales, de esos que manejan multinacionales del disco, que no se rigen por parámetros de calidad, ni morales, para los cuales sólo cuentan las ventas?
¿Qué es lo que quieren?. ¿Que se premie adefesios musicales porque aparecen en listados de temas sonados en mediciones radiales, algunas de ellas pagadas?.
Bueno, si eso es lo que quieren, habrá que mandarle a los chequeadores de sonadas musicales los trofeos de las áreas de música para que sean ellos quienes otorguen esos premios, y lo acaben de incluir dentro de sus paquetes de negocios...¡Así Acroarte se libra de eso!.
¿Pero, hasta donde es que quieren empujar y llevar este premio, digno de mejor suerte?.
De lo poco que queda sustentable en este país y en el medio artístico es ese premio, vapuleado por algunos, boiteado y chantajeado por otros, incluyendo algunos miembros.
Si no prevalce el sentido común, la defensa de la calidad y el criterio de quienes sustentan los mejores intereses, la degradación del Soberano será inminente.
Al acecho están los enemigos gratuitos, sentados en platea, en palco y en graderías, pendientes de todo, para lanzarse a devorar al gladiador cuando lo vean herido.