INSIDE

Pies descalzos

Cuando Shakira vino al país a grabar con el Cata, la gente se sorprendió de verla en el pequeño y modesto estudio IM de Moisés Sánchez en el sector de Alma Rosa, donde  hizo la grabación del tema "Loca".
Cuando le dio hambre mandaron a buscar un picapollo, al cual, sin ningún esteticismo plástico propio del "artistismo" de algunos cantantes famosos, engulló con la prisa que solo producen los fluidos gástricos  en rebeldía.
¿Fue casual ese comportamiento sencillo de la artista, que con lo que produce  no digo yo grabar en los mejores estudios de Miami, sino tener su estudio propio como Juan Luis Guerra, que tiene uno en su casa?.

La sencillez de Shakira tiene su origen en la humildad de sus inicios en Barranquilla, como ya hemos dicho otras veces, pero que está grabado en su placa radiográfica, y que nos permite hurgar en su naturaleza, en su ser artístico ciudadano, con detalles precisos, sin artificios. 
Cuando le cantaba con su guitarra a Milly en reuniones y comidas hogareñas que organizaba la amiga Shamira en su casa, en los tiempos en que la orquesta de Milly, Joselyn y Los Vecinos iba de gira al Carnaval de Qrramba.
Había que verla tratando de demostrar al máximo sus posibilidades como intérprete, en la que algunos no creían por su voz entonces fingida, como nueva al fin.

El "tigueraje" que desplegaba tratando de convencer a Wilfrido de que la incluyera en Las Chicas del Can, y siguiéndole hasta el aeropuerto.
Y Wilfrido sin hacerle caso, aunque uno no sabe si le dio "su tablazo".

No era una "pajarita" fácil, como pudiera pensarse, y lo decimos no porque nos lo contaron, sino porque lo vimos y lo vivimos en nuestras andanzas por Colombia, nuestro segundo destino después de Nueva York, en los años ochenta.
Shakira tiene hoy la categoría de ser la cantante latina más famosa, popular y cotizada, pero detrás de ella, o debajo, hay lo que aquí se denomina "un tiguere con tetas". 
Pero un "tiguere con tetas" en el buen sentido de la palabra, esté claro...

Aunque de ascendencia árabe, como la amiga Shamira donde la conocimos, en ella bulle la sangre caribeña barranquillera, que deja un sello indeleble en todo, aunque algunos  se dejen llevar solo de las apariencias.
Algo curioso es que en Barranquilla  los locutores y los colegas periodistas de la ciudad asumen una actitud de desdén, cuando se les habla de Shakira.

No la valoran tanto como la vemos nosotros y los demás desde las gradas.
¿Razón? Talvez por el hecho de que se fue a vivir fuera, digo yo...talvez, quizás, ¿quién sabe?.
O talvez por lo mismo  que la gente acaba  aquí con Juan Luis Guerra, con Romeo, con los suyos, lo cual, ya hemos explicado, es parte de nuestra herencia nefasta.