Para los gustos se hicieron los shows

El Teatro del Hotel Barceló (antiguo Lina), y su salón La Mancha, se han convertido en favoritos para la presentación de espectáculos dirigidos al público adulto.
No es casual que allí se presenten todos los conciertos de los baladistas y boleristas clásicos, como se ha podido ver últimamente allí a Alberto Cortez, Braulio, Danny Daniel, y ahora la Sophy.

Y pensar que todos esos shows se realizaban antes en El Maunaloa. Pero al cambiar su formato, en esta etapa, en que es a la vez sala de bingo y night club, la mudanza era inminente.
Se ha convertido en el refugio de los artistas P.M.
Un segmento nada despreciable, pues el público de esas figuras es el adulto, y el que posee mayores recursos y capacidad de consumo.
Hay que ver lo que se mueve en las mesas en cuanto a bebidas cuando se presentan shows.
Diferente a las discotecas de los jevitos, que se pasan la noche entera con una botella de agua o una cervecita caliente en la mano.

La discoteca reventándose, pero al momento de cuadrar la caja lo que hay no alcanza no da a final de mes ni para pagar la luz.
Y es natural que así sea, la muchachada no puede hacer grandes consumos, a menos que desde temprano esté "lavando sin batea", porque de que los hay los hay.

El caso es que los "viejetetes" están en el hotel Barceló.
La gente de clase media, son los del Jet Set.
En los sitios de la Venezuela, van muchachas bonitas, gente joven, pero se mezclan con individuos de dudosa reputación, que son los que van a bailar con los mamberos y ocupan las zonas VIP de los establecimientos.
Luego,  en la periferia de la ciudad, están las llamadas "discotecas de tigueres", donde acuden los primos de "Pedro Navaja".

Es decir, que hay ambientes para todos, incluyendo los "drinks", y establecimiento donde se presentan los salseros del patio sin orquestas, cantando con pistas, al igual que los exponentes de la música urbana, que se tranzan  hasta por "un refresco rojo y un picapollo".