Cuando lo que no mata, engorda...

Comida recalentada

Uno de los temas de los que Jochy escoge para interactuar con sus oyentes, como parte de la cotidianidad de su programa El Mismo Golpe, ayer fue el de la comida recalentada.
Como era de esperarse, todas las llamadas telefónicas de los oyentes  se fueron por la vertiente de "glorificar" la comida recalentada, colocándola en un plano superior, y atribuyéndola virtudes que cualquiera pensaría que es y sabe mejor que la recien hecha.
Escuchamos decir, que la comida de nevera o descongelada, sabe mejor al otro día.
Solo faltaría que le hagan un monumento a la comida recalentada o resucitada al tercer día, como Jesucristo, cuando resucitó de entre los muertos.
Fetiche, puro fetiche, desconocimiento y mal gusto.

No negamos que algunos bocados resultan tentadores, al día siguiente...Y que naturalmente deben ser aprovechados.
Válido sobre todo para casos de emergencia.
Con lo que no estamos de acuerdo es con el criterio manido de que un plato de ayer, o de tres días, es mejor que uno hecho hoy, y que se pretenda conferirle patente de corso a esa práctica, cuando hasta el recalentamiento global es dañino.

Todo eso lo crea la necesidad, que tiene como se sabe cara de hereje, porque nadie con criterio puede testimoniar con propiedad y razón,   que una comida de reserva en refrigeración puede tener mejor sabor, aroma y es más exquisita  que una acabada de hacer, con  sus ingredientes en su punto de cocción, que no han sido víctima de los gases refrigerantes que como se sabe absorben parte importante de la esencia de los alimentos.
No en vano Supermercados Nacional anuncia cortes de carne importada, que nunca han sido congelados, y se mantienen siempre frescos hasta su venta.

Con la congelación se pierde la tiernización, como resultado de la reducción y extracción de los jugos.
 La recalentada implica otro proceso que acentúa en exceso a veces la textura y los sabores,  aparte de que modifica los componentes físicos y bioquímimcos de los alimentos, que  se oxidan, se fermentan y se dañan, aún estando en nevera, y son los responsables de muchos disturbios estomacales y  problemas intestinales de los que se presentan con frecuencia en la gente, que de repente se encuentra bailando bachata "pegado"con una salmonella, (que bailan muy mal, por cierto).

Las intoxicaciones están a la orden del día en las escuelas, donde sirven desayuno y almuerzo escolar. Los mismos  son resultado no tanto del manejo de los alimentos, sino de la espera que algunos sufren desde el momento en que fueron hechos, llegando al extremo de generar bacterias, o reactivar  aminoacidos y alcaloides  tóxicos

Si bien es cierto que es importante poseer una cultura humanística y científica, también lo es  contar con una cultura gastronómica, estemos claros.

La necesidad de la alimentación es básica, imprescindible para mantenernos sanos, pero sin olvidar  el viejo proverbio árabe de que "el hombre cava su fosa con los dientes".

Un asado, cuando se enfría, no es el mismo. Y recalentado es peor...Una carne braceada, ya la hora se ha echado a perder

Una pasta, cuando se enfría, no es la misma, y cuando se recalienta, es otra cosa,  por más que algunos "traga-aldabas" la defiendan, como parte de la praxis de su cultura de "espaguetti con pan" en la playa.

No le vemos sentido a visitar un restaurante  de los que sirven  comida recalentada, y a pagar exhorbitantes cuentas, por un menú de fiambres despreciables.

Formidable la rapidez de respuesta  en el pedido de una mesa de cino personas. Hace 15 minutos que se pidió, y ya lo están sirviendo todo.¡Qué rapidez!.

No reparan en el detalle de que el sancocho tiene tres días en la nevera; que la carne guisada  fue cocinada hace una semana, y que solo hacen calentarla y rectificarle el sabor

Pero a nadie se le ocurre pedir que lo dejen entrar a la cocina, para ver por lo que están pagando y se están comiendo. 

Pagando 12 mil pesos por una cuenta de comida recalentada, que con dos mil o 3 mil pesos se hace en casa, y talvez mejor.
De verdad que no le vemos sentido a eso...
Cuando uno va a un restaurante es a buscar el deleite de una comida fresca, recien hecha, bien tratada, con buena presentación y saludable.

Claro está, "ojos que no ven, corazón que no siente", dice el refranero. Pero para eso está el gusto, el amo y señor del paladar.

Recuerdo que el restaurante El Cheff, de Bella Vista, especializado en comida para llevar, tenía una sucursal en la avenida San Martín, cerca de Radiotelevisión Dominicana.
La comida que sobraba en el Cheff, de Bella Vista, cuando cerraban a las 4 de la tarde, la mandaban para el local de los pobres, para que sirviera de cena a "los indios" (los mismos indios) que la compraban y comían con mucha fruición.
Porque el pobre come de todo...Es creyente de la teoría, de que "lo que no mata engorda".