sábado, 21 de marzo de 2015

En las historietas, el villano es tan importante como el héroe, y se hizo necesario humanizarlos...

En el matiné de la vida
No creemos en los estereotipos de las películas del viejo oeste de antes, en las que desde que aparecía un  tipo con la cara llena de cicatrices, era el malo... el villano. 
Tampoco en los super héroes de los que encarnaba  John Wayne, impecablemente vestido, que se batía a tiros con los bandidos que asaltaban la diligencia, o con los indios Siux o Apaches, y nunca una bala le rozaba siquiera el sombrero.
Hasta que llego "el espaguetti western", con sus héroes desgarbados, montados en mulas, andrajosos, que cogían sus tiros y golpes, en cuyas peleas resultaban heridos, con lo cual se acercaban más a la realidad y a lo humano.
Se rompió el mito de los héroes de plástico y  acartonados en extremo, al aparecer una nueva manera de hacer cine.
Un cine donde el sacerdote más generoso y admirado por el pueblo, enmascaraba al más abobinable criminal o al asesino en serie que azotaba a la comunidad.
El malo no tenía que ser necesariamente el personaje de la cara cortada y la cicatriz, como en otros tiempos, lo cual nos lleva a recordar un chiste que nos hicieron cuando estudiábamos Caracterización de Personajes, en Muevo Teatro.
Alguien decía en las clases de actuación, que el malo no era el que tenía muchas cicatrices en el rostro, sino el que se las había hecho. ¡Ja!.
Esos esquemas estereotipados colapsaron con el tiempo, en la medida en que el cine y el teatro adquirieron más reciedumbre y devinieron en expresiones menos ortodoxas y seculares como resultado de los cesgos del tiempo.
Un cine donde el verdugo que tiene por oficio cortarle la cabeza a los condenados, cuando termina su macabro  trabajo va a su casa a compartir con su familia, a mimar y a besar a sus hijos sin ningún remordimiento. A regar amorosamente sus hermosas flores en el jardin para darles "vida", teniendo como trabajo quitársela a los demas.
¿O acaso piensan que los ejecutores salvajes de rehenes del Estado Islámico no tienen familias ni hijos que mimar y cuidar?
Porque así es la vida...por más que la quieran pintar de fresa o de chocolate.
Los sabores y los colores de la vida, en la realidad, no en los cuadros ni en las novelas, poseen matices, y un brillo que nunca la fantasía ni la brocha maestra podrán igualar.
Y en la vida tenemos que nutrirnos de realidades, para entener el mundo tal como es...

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