¿Quién le pone el cascabel al gato?
En Argentina la principal empresa de medición de rating de audiencias televisivas es auditada periodicamente por la CCMA (Cámara de Control de Medición de Audiencia), como también es auditada cada año por la firma Ernest and Young.Lo mismo acontece en otros países.
Y aquí, ¿quién supervisa a las empresas medidoras de ratings?.
¿Quién certifica, como si fuera abogado notario público, la validez y seriedad de los estudios para medir el impacto y aceptación de los contenidos servidos a través de la pantalla chica?
Sería interesante conocer eso.
Una encuestadora de audiencia tiene como misión proveer sistemas de información y gestión del conocimiento, fundamentados principalmente en encuestas de mercado, medios de comunicación y opinión, que contribuyan en forma relevante a la maximización de los resultados y reducción de los riesgos en la toma de decisión de los clientes o anunciantes, en este caso, la televisión.
Millones de pesos se gastan anualmente en colocación de publicidad en televisión, el principal medio masivo por excelencia, por lo que se hace imprescindible contar con informaciones que permitan a las agencias, anunciantes y centrales de medios planear, evaluar y optimizar el grado de efectividad de las inversiones que realizan.
Las mediciones de auciencia son también importantes porque los ratings son utilizados por los departamentos de marketing, de venta, de programación, de investigación de las plantas televisoras, permitiendo desarrollar estrategias de venta, programación y producción, con el propósito de atraer posibles compradores de sus espacios, y conservar a los que ya se tienen cautivos.
Pero es un trabajo que debe ser verificado y monitoreado, para validar y certificar sus resultados.
Sorprende la pasividad con que se asumen algunas muestras sin parar mientes en si les están dando gato por liebre.
Y si es así, ¿quién le pone el cascabel al gato?
Es que aquí si auditan hay que auditar a quien audita y luego auditar a quien audita el que audita y luego ese debe ser también auditado y así sucesivamente al infinito. Lo grande es que eso no garantiza nada por la permisividad e impunidad.
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