Las fiestas más salvajes de la historia del rock
1.-El cumpleaños de Keith Moon
Legendaria fiesta organizada por Keith Moon, para celebrar su 21 cumpleaños. En realidad, cumplía 20, pero es lo que dijo para que no hubiera problema con los líquidos que allí se consumía, ya que en Estados Unidos la ley al respecto es bastante clara. Ocurrió tras un concierto de The Who el 23 de agosto de 1967, en el hotel Holiday Inn situado en Flint, Michigan.
La marca de baterías Premier y el sello Decca se encargaron de enviar una tarta de cinco pisos, cuyos trozos inmediatamente empezaron a volar por toda la estancia.
El acuerdo era terminar con los festejos a las 0.00, algo que naturalmente no se cumpliría. Las varias peticiones por parte del encargado del hotel para que el estruendo cesara fueron más o menos amablemente rechazadas, hasta que Keith zanjó el asunto a la tercera visita con un tartazo, para después lanzarse por los pasillos haciendo uso del extintor de incendios.
Cuando consiguieron quitarle el artefacto de las manos, pareció tranquilizarse momentáneamente, pero de un salto propio de un chimpancé se agarró a la lámpara, que, lógicamente, no aguantó el peso de la visita. Hubo algún herido, y la estampida de invitados borrachos y chicas desnudas debió de ser memorable. Todo acabó con un coche, un Lincoln Continental, dentro de la piscina del hotel, aunque que no está claro si había agua o no. Resultado: un diente roto del cumpleañero y 50.000 dólares de desperfectos que la banda tuvo que pagar religiosamente. Según Pete Townshend, Keith no fue detenido porque en ese momento estaba camino del dentista. Eso sí, se le prohibió a la banda la entrada de por vida en cualquier Holiday Inn.
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