LECTURAS DOMINICALES

El negocio junto al deporte

Por Orlando Holguín

Quienes se excitaron con la pelea Floyd Mayweather vs. Manny Pacqiao y no habían nacido, o no tenían uso de razón para el 20 de junio de 1980, no saben lo que es un combate que genere una euforia colectiva, mayúscula, increíble.

Recuerdo que hasta los niños en las calles, de alguna manera, manifestaban emociones con relación al combate y hablaban de uno de los contrincantes como si se tratara de un gran hermano, de alguien a quien conocían desde siempre.  Este punto (el de la euforia colectiva) es aún más destacable si tomamos en cuenta elementos muy importantes: Para esa época no todos los hogares, al menos locales, disponían de un televisor (como ocurre hoy día),  la televisión por cable todavía no hacía su entrada al país,  y mucho menos se estaba cerca de  hablar de internet y sus hijas predilectas, las redes sociales. 

Al combate que nos referimos es al de Roberto Mano de Piedra Durán y el niño favorito y mimado de “Gringolandia”,  Ray Charles Leonard, más conocido como Sugar Ray Leonard. Muchos aspectos pudieron haber incidido en la espectacularidad, promoción e impacto de este combate, catalogado  como “La pelea del Siglo”. Un campeón olímpico norteamericano contra un latino, es decir, un diamante en bruto, made in USA, contra un centroamericano al que muchos calificaban como brabucón y un tanto bocón. 

Casi tres años atrás Panamá había recuperado su canal. Omar Torrijos, un hombre bueno, pero no muy “aceptado” por los gringos, era el presidente panameño. Estos aspectos, entre otros, convirtieron esta pelea en un match sin precedentes. Para nosotros fue “la pelea del siglo” y del milenio, aunque luego de ahí esta frase se convirtió en un relajo y hemos tenido peleas del siglo por un tubo. 

Roberto Mano de Piedra Durán venció a un Sugar Ray Leonard que nunca lo encontró, pero   no igual que Pacqiao no halló a un corredor y saltarín Mayweather, según dicen las notas, sino que Durán no dio tregua y fue siempre al ataque.

Fue una pelea limpia, rápida, emocionante y que, por supuesto, traería la revancha. La segunda pelea se celebró el 25 de noviembre de 1980 y ahí vino el decepcionante, inolvidable, abominable y sonoro (aunque no se escuchara en la transmisión) “No más” de Roberto Mano de Piedra.

 

Desde ese día el boxeo para muchos cambió. Si a nuestro entender ninguna otra pelea había despertado las emociones y fanatismo que logró el primer encuentro Duran-Leonard, también el boxeo se divide en antes y después de esa rara noche del segundo match. 

Para seguir sumando decepciones, una pelea que podría haber relanzado el boxeo, y rescatar   parte de la credibilidad perdida para este emocionante deporte, fue la de Marvin Hagler  y Sugar Ray Leonard. Fue un combate en el que los expertos y los aficionados apreciamos cómo Marvin hacía honor a su sobre nombre “Marvelous” (El Maravilloso), golpeando inmisericordemente a Sugar, sin embargo, la decisión favoreció a éste último. Resultado: Marvin Nathaniel Hagler se retiró del boxeo para siempre, aun le quedaba tanto por dar.  

Muchos que habrán olvidado este pasaje, y otros que no lo vivieron, siguen y seguirán viviendo las emociones del box. Ahora bien, lo que  no se puede negar es que junto a todos los deportes está el gran negocio que ellos representan y, según nuestro criterio, no hay nada más fácil de preparar que el resultado de una pelea. 

A que es un negocio se debe el que una entrada al combate del sábado pudo costar hasta 100 mil dólares. No en vano Las Vegas, “The Sin City” (Ciudad del Pecado), siempre es el gran escenario para estos grandes combates, igual que una vez, con igual rimbombancia lo fue Atlantic City, New Jersey, aunque cabe destacar que otras grandes ciudades han sido escenario de espectaculares peleas.

Según las notas noticiosas aparecidas este domingo, muchos salieron decepcionados, pues esperaban un mejor combate (sobre todo el que pagó más de 4 millones de pesos dominicanos por ver el desafío), deseaban ver más golpes, más emociones, más calidad, tal vez esperaban una pelea al estilo Ali-Norton, Duran-Leonard (la primera por supuesto), Hagler-Durán, Hagler-Hearns (aunque el primero prácticamente fulminó al segundo), Ali-Frazier, o algo por el  estilo. 

No fue así, y es entonces cuando algunos podrían seguir preguntándose si todo esto no está previamente determinado. 

A nosotros particularmente algo nos llamó la atención. Maywheater habla de su retiro para septiembre de este año. ¿Acaso no es este el anuncio para un nuevo encuentro con Pacquiao? ¿No es este un avance de un gancho publicitario que podría rezar: “Su última pelea antes de retirarse”? ¿No es posible otro encuentro donde el filipino gane y luego venga un tercero? 

Sí, estamos especulando, pero, desde nuestro punto de vista, después del “No más” de Mano de Piedra Durán, en el boxeo todo es posible. Más si tomamos en cuenta que el mundo de los deportes, igual que otras actividades, está lleno de escándalos, fraudes y montajes, tal vez todo ello propio del mismo NEGOCIO.