Choferes que se toman la licencia de amenazar con quemar autobuses repletos de niños, porque las escuelas y colegios a los que pertenecen no les alquilaron sus guaguas.
Como están las cosas, solo falta que se declare un Estado Islámico Choferil.
Porque sus acciones nada difieren de las mostrencas ejecuciones que los yidaistas del Estado Islámico llevan a cabo en territorio de Siria e Irak.
Solo que los de aquí son peores, porque amenazan con ejecutrar niños, no a periodistas , estadounidenses, ni a sacrílegos.
Muchos de esos choferes son iletrados, sin educación ni formación, que se escudan en la tristemente célebre frase de que son "humildes padres de familia".
El único sector social que tiene dos frases apelativas constrastantes, porque mientras se proclaman ellos mismos de ese modo, les han etiquetado que son los "dueños del país".
Son "humildes padres de familia", pero a la vez los "dueños del país",
Explicable en una cultura donde cuando se dice que "la cosa está floja", significa lo mismo que decir que "la cosa esta apretada". Dos términos contrapuestos, con significados diferentes, pero que en nuestro lenguaje coloquial significan lo mismo: ¡Que la cosa está mala!. Pero flojo y apretado aquí es lo mismo, y el que venga de fuera y no aprenda la jerga del dominicano está "frito".
Más fácil se aprende el mandarín que el lenguaje de los dominicanos, donde cuando se habla y se dice una cosa, hay que interpretar lo contrario, porque vivimos en la Isla al Revés de Balaguer.
El estado islámico de los choferes está en marcha con el califa Juan Hubieres. ¿Pero dónde dejan el de los médicos, con una formación académica superior a la de los choferes, y sin embargo de igual modo se comportan como señores de hacha y machete?.
Artesanos del escalpelo que someten al pueblo al infortunio de no recibir atenciones por las que a ellos se les paga, bajo el argumento de que necesitan un 5 por ciento del producto interno bruto para el sector salud.
Son los mismos islamistas perversos vestidos de blanco de un gremio que como dice el editorial del diario El Día, asumen actitudes irresponsables sacrificando al pueblo con huelgas estemporáneas, queriendo hacerse los graciosos, como parte del laborantismo que han emprendido con motivo de las elecciones de su gremio. ¡Puro fetiche!. El juramento hipocrático se convierte en jurásico.
Lo peor de todo es que el daño y el perjuidico quienes lo sufren es la humilde gente del pueblo...
Los que pueden, los que tienen dinero, tienen aseguradas estancias de salud en las mejores clínicas del país y del extranjero, y a ellos, desde luego, no les afecta ningún paro irresponsable.
A quienes los yidahistas que se visten de blanco sacrifican es a los pobres y humildes de abajo.
Los mismos que han transformado el bisturí por filosas dagas, para ejecutar humildes y a inocentes.
Esta publicación no tiene desperdicio, esta para ser impresa y luego encuadrarla!!
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