El mismo cuento...

"Mete un dedo ahí, que la cotorrita no está aquí”

No se había visto gente más mentecada, que las del gobierno haciendo contratos en representación de la nación, cuando se trata de negociar la construcción de carreteras, de plantas eléctricas, la explotación de minas, y edificaciones públicas.

Siempre las mismas terminan con un maco que perjudica al país.

Bastaría con recordar las negociaciones con las empresas electricas, y el Acuerdo de Madrid, que obligan al pago de la energía más cara del hemisferio, y a tener que pagar aun cuando las plantas estén apagadas.

En el negocio del arrendamiento de los aeropuertos, lo que le han dado a la empresa mexicana es una pala para que se sirvan con la cuchara grande. ¡Y si esa si es grande!.

Tan grande que usted sale de viaje por cuatro días, y deja su vehículo en el parqueo, y cuando regresa le cobran 8 mil pesos, por lo que resulta mejor ir al aeropuerto en un taxi, y tomar otro cuando llegue.

Ya vieron lo que sucedía con los operadores de peajes en las carreters del país, que tuvieron que quitárselos, porque se estaban alzando con el santo y la limosna.

El ahora la más brutal de las ineficiencias, la permisividad y el consentimiento, fue el contrato para la concesión de la carreta Santo Domingo Samaná.

Se diseñó en un principio de cuatro carriles, dos de ida y dos de vuelta, dividida por un muro de New Jersey, lo que habría evitado tantos fatales accidentes.

Pero, los genios colombianos que la construyeron para pagarse ellos mismos con el pago del peaje (el más caro, pues asciende a miles de pesos transitar por ahí), determinaron que no eran necesarios 4 carriles, sino que bastaba con dos.

Tremenda jugada la que hicieron economizándose la mitad de la inversión, pues comoquiera iban a ganar lo mismo con el peaje.

Y ahí están...sangrando al Estado, que es lo mismo que decir el pueblo, porque después que les dieron el contrato concesionando la vía, sacaron debajo de la manga la carta funesta de que el gobierno tenía que pagarle si no pasaban por allí una cantidad mínima de vehículos.

Es decir, el llamado "peaje sombra". Si no transitan por ahí la cantidad de vehículos  establecida para que la empresa saque la inversión en la construcción de la carretera, el estado tiene que completar la suma que falte.

¡Y vaya usted a ver!. La empresa colombiana que hizo la carretera invirtió en ella 6,930 millones de pesos.

Y se ha determinado que desde el 2012 al 2015, el Estado ha tenido que pagar 7,945 millones de pesos para compensar el estimado que se había hecho de la cantidad de vehículos que deben pasar por el peaje.

Eso llora ante la presencia de Dios. Que en menos de 4 años, el Estado le haya pagado más de lo que invirtieron en la obra, sin sumar el peaje real  que cobra la empresa por los vehículos que por allí transitan.

Es el negocio capaperro el que han hecho.

Con el agravante de que el contrato de concesión es por 30 años.

El periódico el Día en su editorial está "regado", diciendo que ese contrato firmado por el Estado dominicano es una negligencia o una estafa consentida.

Eso de la negligencia  en modo alguno se puede considerar y aceptar, con los "leones afeitados" que hemos tenido en estos gobiernos, sobre todo los de Leonel Fernández.

Con un Victor Díz Rúa, ministro de Obras Públicas, que salió de allí multimilloanrio  que fue acusado y sometido por corrupción, aunque los jueces de Leonel le manejaron el asunto.

¿Y qué decir de Féliz Bautista, en la oficina  Supervisora de Obras del Estado, quien anda arrastrando una cadena de oprobios, de la que nunca se va a poder zafar en la vida ni en la muerte?.

Lo grande del cuento es que todavía se está usando el recurso de someter proyectos  bajitos para ganar licitaciones, (como el de cierto hhospital) que luego en la construcción se duplican, porque hay que buscar lo que se ganan por debajo, y los que corresponden a la mordida de la boa.

El dinero y los medios que la gente de Leonel acumuló para la campaña envuelve sumas que ninguno de nosotros estamos en capacidad de poder cuantificar ni contar.

¿Que el Estado siempre sale perdiendo en todas las negociaciones con empresas extranjeras o criollas?.

¡Ay perdónenlos!...Es que son tan ingenuos e ineptos que se dejan sorprender y engañar.

Pero, ¡mete un dedo ahí que la cotorrita no está ahí!
¿Vas a seguir?