Televisión depresiva

El arte de dar comida como medio de promoción y propaganda

En ninguna parte del mundo ven programas de televisión tan depresivos como los que aquí se hacen dando funditas de comida y promoviendo la cultura de la silla de rueda, como medio de promoción y propaganda.
Aportes que son importantes, pero que cuando se realizan con fines de propaganda resultan odiosos.
Haga la prueba y recorra todos los canales del mundo que hay en el sistema de televisión por cable a ver si encuentra uno.
Las ayudas cuando aparecen en televisión son en reportajes en zonas de desastres como parte de  ayudas humanitarias, no con fines de propaganda de ningún Juan de los Palotes "coge barrilitos", que ni siquiera hacen esos aportes con dinero de ellos, sino del mismo pueblo.

Aquí forma parte de la promoción de políticos de países tercermundistas y atrasados como el nuestro, donde el clientelismo es la praxis cotidiana. 
Sólo falta que se haga un reality show de las limosnas y el diezmo  que la gente da en las iglesias. 
De hecho, ya hay hasta un premio.
Dar a los pobres, repetimos, no es malo.
Lo malo es cuando ello se usa para promover a políticos que, ante la carecencia de propuestas valiosas, usan las dádivas como medio de promoción y de propaganda.
Ese método heredado de Balaguer está obsoleto, aún cuando algunos políticos y programas de televisión lo mantengan.
Dando funditas de comida resuelven el problema de la gente de dos o tres días, pero no las causas de la pobreza.
Hasta los narcos le han cogido el truco al "dao", y por ello algunos de ellos  son figuras veneradas en sus pueblos, creando una grave distorsión, pues a la gente no les preocupa el daño que provoca el narcotráfico a la sociedad y a la nación.
Reiteramos que no criticamos el hacer aportes a los pobres y a los necesitados.
Lo que no compartimos es la propaganda en base a explotar la pobreza y las necesidades de la gente.