Andando por Benidorm

Mientras más conozco el mundo, más valoro lo nuestro

La primera vez que fui a Valencia al Festival Oti, con Miriam Cruz y Luis Medrano, no tuve la oportunidad de conocer la famosa playa de Benidorm en la provincia de Alicante, de la comunitat valenciana. Por ello en una segunda incursión llegué hasta allí, dispuesto a que nadie me cuente. 

Le dicen el Manhattan Mediterráneo, considerada la localidad con más rascacielos por habitante del mundo, y la segunda en úmero de ellos por metro cuadrado después de Manhattan.

Tiene dos grandes playas con bandera azul, la de Poniente (3.100 metros y 105 metros de anchura media) y la de Levante (2.084 metros y 75 metros de ancho).
Más congestionada, ¡y me mato!.

Pienso que no tiene sentido salir de vacaciones a Islas Canarias, o Benidorm, cuando aquí, en República Dominicana  tenemos mejores playas y ambientes , que los que allí se pueden encontrar, y a precios sencillamente más económicos.

Pagar, por ejemplo 270 euros, por noche, en el hotel Riviera, muy moderno, pero con la playa llena de gente, que según los cálculos, tiene una ocupación de tres personas por metro, lo cual da una idea de lo atestada que está en verano. Poseen características muy pronunciadas, y no sé por qué me habían hablado de arena dorada, cuando la percibí  gris volcánica, aunque sin caer en la pedregosidad de las de Islas Canarias.¡Ahí si es fuerte!

¡Nada que ver con las maravillosas  y proverbiales playas de arena dorada o blanca que tenemos en nuestro país, haciendo contraste con el azul del mar!.

Benidorm es insufrible.

Cuando no es que te pisan, es que tienes un montón de gente encima.
Y si fueran todas las bellas  muchachas en bikini que ahí aparecen, no digo yo "irte al bollo" y dejar que te pisen y te caigan encima.

Pero, cuando vienes a ver de repente te encuentras atrapado por una señora ochentosa que casi te axficia con sus colgantes tetas, sin contar el abuelo, que tropieza  y te tira una piñacolada  sin alcohol encima, (si estuviera cargada, fuera otra cosa). Y uno te empuja, y otro te jala, en una especie de "jala jala", en un ambiente que se hace soporífero e insufrible.

¡Eso no es ir a la playa, por Dios!.
Con tanto espacio que se encuentra uno en Bávaro, Punta Cana, Bayahibe, La Romana, Playa Dorada, Las Terrenas, y la aún vírgen Bahía de las Aguilas.
Aquí tu vas a las playas los días de semana  y es como si fuera toda tuya.
Si es bueno o malo, no se, pero me me encanta.

Lo digo por la costumbre de ir los dias de semana a mover el bote de la comunidad de amigos a Boca Chica, para ir a Juan Dolio o Bayahibe, disfrutando de los fabulosos almuerzos con las camaronadas a la parrilla de Neptuno's Restaurnat, jugando a los nuevos "Piratas del Caribe". (Lástima que ya no está Rita).

Por eso creo que pagar por estar en medio de un gentío en Benidorm es una zoquetá,  una majadería, pero que si quieres lo tomas o si no lo dejas.

Lo más que te puede salir es la piscina del hotel. Pero ¡está de madre! hacer un viaje tan largo, a España, para irte a bañar en una  piscina. ¡Pal' carajo!

No ombe no, mientras más conozco lugares en el mundo, más aprecio los pedacitos del cielo que aquí tenemos y que Dios generosamente nos dio.

Déjenme aquí, de este lado del río...aunque sea en la orillita. Con eso me conformo...