Romeo Santos está a un tris de romper esta
noche el más grande reto que artista alguno de cualquier origen y nacionalidad
haya podido establecer en toda la historia del arte en los Estados Unidos y en el
mundo.
Ser el artista que ha llenado de manera
consecutiva todas las más grandes arenas de la ciudad de Nueva York, como lo es
el Yankee Stadium, el Madison Square Garden y ahora el Barclays Center de
Brooklyn.
La de anoche fue la segunda presentación a casa llena, y hoy se espera que suceda lo mismo y que la gente abarrote el Barclays Center, un local inaugurado hace tres años, que amenaza la hegemonía del Madison Square Garden, y que según datos del empresario Félix Cabrera, acoge 2 mil personas más
que este.
¡Este si que es para la historia!
Los cronistas de arte clientelistas y los promotores de espectáculos desechables, han
ninguneado la expresión "para la historia", atribuyéndosela a
cualquier evento chimichurresco de poca monta.
Han vapuleado y relajado la expresión de "histórico" o "para la historia", como también se sazonan algunas propuestas de poca monta, en un afan desmedido de exaltación, concediendo créditos que no se tienen ni merecen.
Y lo de "histórico" debería estar reservado para eventos como el de Romeo, que se salen de lo común y rompe con todas las reglas.
Había que ver a este gigante de la canción haciendo acopio de su exitoso repertorio en el que nada falta ni sobra, convocando el interés de un público encendido, con un ánimo en el cielo, gravitando en el piso y en las gradas, al conjuro y el hechizo de su magia y su capacidad de encantamiento escénico.
Un concierto de tres horas, donde la gente se mantiene con un entusiasmo y una vivacidad permanente, cantando todas los temas del repertorio del artista, con un público de composición heterogénea, donde a los hombres se les ve cantando y coreando las letras de las canciones del artista, mientras las mujeres hacen lo propio sudando la fiebre de su fanatismo por Romeo.
Pero, ¿a qué se debe la respuesta y la acogida que el público le dispensa al artista?.
¿A sus canciones todas éxitos?. Pienso que es necesario detenerse a analizar su impronta, y su fórmula, para no caer en el maniqueismo con el que se suele enfocar y abordar el fenómeno iconográfico de Romeo Santos
Para muchos ya es proverbial que Romeo se crezca en el escenario, desplegando un magnetismo sorprendente y electrizante, como ninguna otra figura del género.
El dominio escénico que pone de relieve y la capacidad de interacción nos muestra a un Romeo más maduro y experimentado.
Ello le permite potenciar su show, de una manera precisa, lo que le posibilita lograr la distención necesaria tratándose de un concierto de tan larga duración.
Y lo hace de manera jocosa, haciendo acopio de su sensualidad y picardía.
Pocos artistas del género poseen la capacidad de Romeo para jugar con el público, seduciendo a las mujeres, (donde no falta la rutina de cantarle a la gorda), y provocando a los hombres, lo que le posibilita una secuenciación ritmica al espectáculo que no lo deja caer en ningún momento, haciendo posible su disfrute desde el principio hasta el final.
Lograr eso no es una tarea sencilla, verificable en el hecho de que conciertos de otros artistas se perciben estructurados en base a momentos de altibajos, que generalmente no logran levantar vuelo, debido a la escasa gestión y capacidad escénica del protagonista.
Y es que la producción de un concierto exige que la propuesta se haga en términos armónicos, sin sesgo alguno de los elementos orgánicos que le confieren singularidad y caracter a la "mise en scene"
En eso a Romeo hay que "sacarle su plato aparte", porque cuando sale a escena "se come el escenario", sin fingida frugalidad ni etiqueta y protocolo alguno.
Y un gran artífice y héroe, no anónimo, sino visible, de esta hazaña de Romeo, es sin lugar a dudas el empresario artístico Félix Cabrera, quien haciendo gala de una agresividad sin parangón, que sorprende hasta a los más avezados y poderosos empresarios del negocio del espectáculo en el mercado anglosajón, se impuso la tarea de dimensionar al artista a niveles que nadie sospechaba se podía llegar con una figura latina.
Sin arredrarse en ningún momento frente a las complejidades y riesgos de las tareas emprendidas, volando en cielos donde solo las águilas se atreven, Felix Cabrera se atrevió a arriesgar la faja, apostando a su capacidad y desempeño, dando como resultado la cadena de exitos que hoy saborea Romeo.
Porque las cosas deben ser dichas como son.
Sin Félix Cabrera, la magnificencia y la impronta de Romeo como supremo rey de los escenarios artísticos no fuera posible.
Han vapuleado y relajado la expresión de "histórico" o "para la historia", como también se sazonan algunas propuestas de poca monta, en un afan desmedido de exaltación, concediendo créditos que no se tienen ni merecen.
Y lo de "histórico" debería estar reservado para eventos como el de Romeo, que se salen de lo común y rompe con todas las reglas.
Había que ver a este gigante de la canción haciendo acopio de su exitoso repertorio en el que nada falta ni sobra, convocando el interés de un público encendido, con un ánimo en el cielo, gravitando en el piso y en las gradas, al conjuro y el hechizo de su magia y su capacidad de encantamiento escénico.
Un concierto de tres horas, donde la gente se mantiene con un entusiasmo y una vivacidad permanente, cantando todas los temas del repertorio del artista, con un público de composición heterogénea, donde a los hombres se les ve cantando y coreando las letras de las canciones del artista, mientras las mujeres hacen lo propio sudando la fiebre de su fanatismo por Romeo.
Pero, ¿a qué se debe la respuesta y la acogida que el público le dispensa al artista?.
¿A sus canciones todas éxitos?. Pienso que es necesario detenerse a analizar su impronta, y su fórmula, para no caer en el maniqueismo con el que se suele enfocar y abordar el fenómeno iconográfico de Romeo Santos
Para muchos ya es proverbial que Romeo se crezca en el escenario, desplegando un magnetismo sorprendente y electrizante, como ninguna otra figura del género.
El dominio escénico que pone de relieve y la capacidad de interacción nos muestra a un Romeo más maduro y experimentado.
Ello le permite potenciar su show, de una manera precisa, lo que le posibilita lograr la distención necesaria tratándose de un concierto de tan larga duración.
Y lo hace de manera jocosa, haciendo acopio de su sensualidad y picardía.
Pocos artistas del género poseen la capacidad de Romeo para jugar con el público, seduciendo a las mujeres, (donde no falta la rutina de cantarle a la gorda), y provocando a los hombres, lo que le posibilita una secuenciación ritmica al espectáculo que no lo deja caer en ningún momento, haciendo posible su disfrute desde el principio hasta el final.
Lograr eso no es una tarea sencilla, verificable en el hecho de que conciertos de otros artistas se perciben estructurados en base a momentos de altibajos, que generalmente no logran levantar vuelo, debido a la escasa gestión y capacidad escénica del protagonista.
Y es que la producción de un concierto exige que la propuesta se haga en términos armónicos, sin sesgo alguno de los elementos orgánicos que le confieren singularidad y caracter a la "mise en scene"
En eso a Romeo hay que "sacarle su plato aparte", porque cuando sale a escena "se come el escenario", sin fingida frugalidad ni etiqueta y protocolo alguno.
Y un gran artífice y héroe, no anónimo, sino visible, de esta hazaña de Romeo, es sin lugar a dudas el empresario artístico Félix Cabrera, quien haciendo gala de una agresividad sin parangón, que sorprende hasta a los más avezados y poderosos empresarios del negocio del espectáculo en el mercado anglosajón, se impuso la tarea de dimensionar al artista a niveles que nadie sospechaba se podía llegar con una figura latina.
Sin arredrarse en ningún momento frente a las complejidades y riesgos de las tareas emprendidas, volando en cielos donde solo las águilas se atreven, Felix Cabrera se atrevió a arriesgar la faja, apostando a su capacidad y desempeño, dando como resultado la cadena de exitos que hoy saborea Romeo.
Porque las cosas deben ser dichas como son.
Sin Félix Cabrera, la magnificencia y la impronta de Romeo como supremo rey de los escenarios artísticos no fuera posible.
No había tenido la oportunidad de ver espectáculo alguno en el Barclays Center, el pabellón deportivo multiusos ubicado en el barrio de Prospect Heights, Brooklyn, que fue inaugurado en septiembre de 2012, construido sobre la plataforma de una antigua playa de maniobras de ferrocarril propiedad de la Autoridad Metropolitana del Transporte de Nueva York en Atlantic Avenue. Barclays Center forma parte de un proyecto de un complejo deportivo, de negocios y residencial conocido como Atlantic Yards, y que según los datos recopilados lleva por motivos publicitarios el nombre de la compañían multinacional Barclays.
El estadio es la sede de los Brooklyn Nets de la NBA, franquicia que se trasladó desde Nueva Jersey en 2012. Además alberga otros eventos como conciertos, convenciones y otras competiciones deportivas, compitiendo con otras instalaciones en el área metropolitana de Nueva York, como el Madison Square Garden en Manhattan, Nassau Coliseum en Uniondale, Prudential Center en Newark y Izod Center en East Rutherford, Nueva Jersey. A partir de2015, también será la sede de los New York Islanders de la NHL.
Fue proyectado en 2004, cuando el promotor inmobiliario Bruce Ratner compró los Nets como primer paso del proceso de construcción de una nueva casa para el equipo. La edificación del pabellón se vio envuelta en algunas controversias con los residentes locales, (guardando distancia, lo mismo que ocurrió en Santo Domingo con el pequeño anfiteatro Nurín Sanlley) lo que unido a la falta de financiación, retrasó el inicio de la construcción durante muchos años.
La primera piedra se colocó el 11 de marzo de 2010, y su apertura al público se produjo el 21 de septiembre de 2012. El primer evento que albergó fue un concierto del rapero Jay-Z, accionista del equipo, el 28 de septiembre de 2012.
bien por el quisquellano, arriba la bachata
ResponderEliminarFelicidades a Romeo pero entiendo que el proximo paso seria llevar la bachata a un musical de Broadway y ahi si Zorro digamos que es algo Historico..
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