Urbanos

Ideando

Idolos de hoy

Por Heddel Cordero

El arte popular en República Dominicana tiene exponentes que “fascinan” más por su comportamiento, su vestimenta, sus excentricidades, que por su  música.

Hablo de los líderes de esos géneros musicales que están conquistando al público juvenil de hispnanoamérica.

El “encanto” de su forma empieza por la manera  como son bautizados. El Chuape, Chimbala, Chombo, El Biberón, Mandrake, El Billete, La Berunta, El Kent, Sensato, El Mayor, Mozart La Para, en fin, una gama de exóticos nombres que se han hecho famosos internacionalmente.

Da la impresión de que el lenguaje se agotó y con las pocas palabras que quedaron estructuraron su nombre artístico.

Su forma particular de vestir es una verdadera “joya”. Los pantalones casi le llegan a la corva, dejando ver su ropa interior; las gorras ladeadas, las camisetas llevan consignas en inglés con letras extravagantes, el tono de su voz tiene un dejo especial que constituye como un patrón expresivo de su habla, cantan haciendo gestos y agarrando parte de su cuerpo de forma muy particular, Etc.

Esos son los ídolos mayoritarios de esta generación. Esos son los íconos musicales de la era. Gústenos y no.

Pero siempre ha sido así. La juventud de todos los tiempos se ha caracterizado por quebrantar las normas y romper esquemas. Es una soberbia que se debate entre lo ridículo y lo extravagante.

Grupos musicales que hoy son clásicos, ayer fueron mal vistos y desconsiderados por su contemporaneidad.

El arte, en sentido general, está lleno de ejemplos. En la poesía, en la pintura, en la escultura, en fin, la gente que viola normas en principio es rechazada.

Picasso ganó más dinero con el cubismo que con sus retratos. Sin embargo, el cubismo fue denigrado por la crítica en sus inicios.

Johnny Ventura es hoy uno de los más aplaudidos artistas que ha habido en el país. Pero en sus inicios fue  subestimado.

Las expresiones artísticas que violentan formas nunca son bendecidas en principio. La crítica las mira con suspicacia. Pero terminan imponiéndose cuando conectan con los públicos de su época.

Lo cierto es que no hay regla fija cuando se trata de expresiones artísticas. Los Beatles no pasaron sus primeras pruebas porque a juicio de quienes le auditaron era improbable que “esas cosas” que interpretaban pudieran gustar.