viernes, 14 de agosto de 2015

Imagínense, uno en Cuba y que no pueda actualizar la página...


La odisea de conectarse a internet en Cuba
Apoyado en la ventana de un edificio, el vendedor de dulces Félix Marcos Ginoris, de 37 años, mantiene su cara de concentración fija en el teléfono móvil durante 45 minutos. Sin levantar la vista, explica que no está siendo capaz de instalar la última versión del "Android puntonosecuantos". 

Le quedan 15 minutos de la hora deWiFi —acceso inalámbrico a Internet— por la que ha pagado dos pesos cubanos convertibles, dos dólares. No es que sea torpe, dice su amigo Rassel Inciarte, sino que como casi todos aquí es un principiante."El problema es que nos echaron el siglo XXI encima de un momento paotro, ¡bum!, y como uno no sabe se pasa trabajos".

La Rampa, como se conoce el tramo de la Avenida 23 que sube del Malecón hasta el hotel Habana Libre, es uno de los cinco puntos WiFi que el Gobierno instaló el 1 de julio, por primera vez, en espacios públicos de la capital. Está tan bien situada que el aluvión de usuarios ha desbordado la capacidad de las antenas de marca china que reparten señal. Unos metros más adelante  cuesta arriba, Eliadnys Molina, 16 años, espera con una amiga a que resurja la conexión. "Es lento", protesta."Se cae, vuelve y se cae". Antes sólo entraba a Internet cada dos meses, cuando reunía los 10 pesos por hora que cobran los hoteles caros de La Habana, más de la mitad del sueldo medio de un empleado estatal. Ahora entra —con interrupciones— cada semana en La Rampa.

Cubanos buscando señal
en la escalera de un hotel
Cualquier borde o macetero de la avenida sirve de asiento. Eliadnys Molina y su amiga han elegido unos peldaños. A sus espaldas el cartel de entrada de una coctelería invita a descender sus escaleras hacia la oscuridad del sótano: Vívelo tú mismo y no dejes que te lo cuenten. Ellas, impacientes tras las gafas de sol, siguen preparadas con sus teléfonos para entrar en cuanto puedan en la luminosa red del joven yanqui Marc Zuckerberg.
Rassel Inciarte, de 30 años, confitero como Ginoris, explica lo que supone Facebook para él. "Hace una semana entré por primera vez. Cuando me puse a usarlo sentí que estaba en contacto con el mundo entero. Nosotros que siempre hemos estado encerrados en la isla y ahora podemos hablar hasta con gente de China".
Aunque Inciarte y Ginoris viven a 11 kilómetros de La Rampa, piensan venir un par de veces a la semana. Antes no entraban en Internet. Podían usarlo en salas estatales de computadoras, pero costaba 4,5 pesos por hora. Desde el 1 de julio, esa tarifa también ha bajado a los dos que cuestan las tarjetas que traen las contraseñas para conectarse a los puntos WiFi. La nueva red en espacios públicos y el recorte de precios han sido las primeras medidas significativas de expansión de Internet tomadas por el Gobierno desde el reinicio de relaciones entre Estados Unidos y Cuba anunciado el 17 de diciembre por Barack Obama y Raúl Castro. La apertura de las telecomunicaciones a los cubanos fue un tema clave en el que sus negociadores se pusieron de acuerdo.
Cuba es el país americano con menos conexión. Antes de la aparición del WiFi público tenía acceso a la Red un 5% de los cubanos, y los únicos que lo tenían en casa eran funcionarios y profesionales como médicos o periodistas. El objetivo del Gobierno es que en 2020 una de cada dos casas cubanas tenga Internet. Por ahora no hay datos de cuánto ha subido la conexión con los puntos callejeros.
El mercado negro 2.0
Hace un rato un tipo se acercó de medio lado a Ginoris e Inciarte y les musitó “Tarjeticas, tarjeticas”. Para comprar una a veces hay que hacer cola en las tiendas estatales. Otras veces están agotadas. Para todo eso están los reventas. Las venden a tres pesos. “Exactamente un 33,3 periódico por ciento más del precio oficial”, se chulea uno de ellos, fresco y ufano como Cristiano Ronaldo después de meter un gol.
Cristiano y otros dos han formado un trío para explotar las oportunidades colaterales del WiFi callejero. El primero es descarado, otro es más hablador que desacarado y el tercero no es ni hablador ni descarado; le cuesta dar la mano al final. Empezaron hace tres semanas y calculan que pueden revender 500 tarjetas al mes cada uno. Con eso sacarían 500 pesos por cabeza, el sueldo de un maestro multiplicado por 20.Pero deben descontar las multas. A uno de ellos, desde la primera semana, le han puesto ya cuatro de 60 pesos cada una: 240 pesos menos de ganancia.
—¿Y cómo van a pagarlas?
—Yo no las voy a pagar —suelta el hablador, con cara de cabreo—. Que venga la policía a mi casa y me meta preso. Porque no es justo. Me cogieron sin pruebas.

—Vendiendo más tarjetas —dice el que habla poco. Con confianza.
(ABC)

9 comentarios:

  1. Así hay muchos descerebrados que están con ese régimen maldito.

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  2. Recuerdo en una de las clases de la UASD, una de mis profesoras, estaba hablando de lo bien organizado que esta todo en CUBA, y yo que odio a los cubanos mas que LA CAPOTILLERA ODIA A LOS BORICUAS, me sublevé como Enriquillo, y dije de todo, inclusive dije, pero si todo es tan perfecto porque quieren salir de alla a toda costa, y lo otro, porque nunca veo que los dominicanos quieren mudarse para alla, y los cubanos mueren por estar aqui. Ademas, nadie que yo conozca, o que este en este salon de clases (unos 60), nadie de los que estan aqui quiere irse a pasar unas vacaciones a Cuba, todos quieren ir a Disney (en especial para ti Ferzvladimir), nadie refutó lo que yo dije, y la profesora cerró el hocico.

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  3. el regimen NO es el culpable,es el EXILIO en Miami que NO quiere NADA bueno para Cuba ni para su poblacion

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  4. Esa gente dizque que tienen problemas para tener internet pero el 90% usa Facebook.

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  5. Una pregunta a los que comentan en este Blog...Ustedes creen que si me voy para Cuba dejo de ver las coprocidades que escribe mi ex?....què Quièn es Oh...La Capo Mejor conocida como Lincoln Tunnel.

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