La rebelión de los feos

Cuando la pobreza y el color de piel se asumen como limitantes del éxito

El mundo del arte, la farándula, está cimentado sobre la base de mitos, creencias y leyendas, que se entretejen sin que nadie las deshilvane y coloque los hechos en su justo contexto.

Vivimos en el mundo de las excusas, como aquella muy recurrida de que "no he podido llegar a donde quiero porque soy pobre o negro".

Y la realidad golpea de frente a los ojos de quienes articulan ese criterio para hacerse las víctimas del medio, del sistema y la sociedad.

Los mayores exponentes nuestros en el beisbol de las grandes ligas son negros, y todos los big leaguers que han alcanzado récords históricos, o que están en el salón de la fama, son peloteros que han surgido de la marginalidad y la pobreza de los bateyes, del campo, sin abolengo, sin apellidos sonoros ni sobre el apoyo de ricas familias.
Se forjaron en base a su esfuerzo, potenciando al máximo sus posibilidades.

En la música popular podemos ver lo mismo en el merengue, donde negritos con Johnny Ventura, Wilfrido Sergio, "feos pero sabrosos", como Los Rosario,  y muchachos que achicaban vacas y becerros en el campo, como Fernando Villalona, han dominado por décadas  los grandes escenarios, y lo mismo podemos decir de bachateros como Anthony Santos, Frank Reyes, Raulin Rodríguez, Zacarias Ferreiras, Luis Vargas; salseros como Sexappeal, Michel, Yiyo, al igual que los exponentes urbanos hoy tan de moda, son producto del barrio, de la calle, no el resultado de las aulas de la Madre y Maestra ni la Universidad Iberoamericana.

Hasta los principales comediantes del país es gente que han surgido de la calle y el barrio, cimentados en el gracejo de lo popular, si nos fijamos en Raymond y Miguel, y Boca de Piano.

¿De qué pobreza, marginalidad, o "feura" hablan entonces como limitante para no llegar a ocupar un importante lugar?.
¿Por qué otros han surgido del efluvio popular si han podido y tú no, Mandingo?.