Te comite el semáfaro
Por Orlando Holguín
Se cumplieron 101 años de haberse instalado el primer sistema eléctrico de semáforos y no podemos dejar pasar tan buena oportunidad de escribir sobre
uno de los artefactos más ingeniosos y útiles para controlar la locura humana, esa que se desata en las grandes ciudades de todo el mundo y que comenzó
luego de que Henry Ford, los europeos y posteriormente los japoneses proveyeran al mundo del vehículo de motor como medio de transporte.
Lo primero es que el semáforo, por supuesto, tenía que inventarlo un blanco (no es racismo), el inglés e ingeniero ferroviario John Peake Night. Apueste usted a que cuando él ideó ese magnífico aparato no lo hizo pensando que los choferes de “voladoras” y un montón de conductores del patio no iban a respetarlo, puesto que los hay capaces de llevarse la luz roja rojo frente al Pentágono, aun les estén apuntando con 200 cañones de largo alcance.
No cabe duda que una gran cantidad de conductores y choferes quisieran mencionarle su progenitora a Peake Night, ya que, aparte de la mala educación
y falta de buen comportamiento ciudadano, no hay un ser que quiera llegar más rápido adondequiera que va que el dominicano.
El semáforo lo inventó un hombre sabio y ahora tenemos aparatos que son inteligentes, pero lamentablemente una manada de brutos, con un guía en las manos, manda pal carajo al más inteligente de los semáforos y a todo el sistema de reglas de tránsito.
Algunos que deben agradecer este genial invento son Max Factor, Revlon, Estee Lauder, Avon y otras grandes casas de cosméticos, pues de no ser por
los semáforos y los “tapones” muchas mujeres llegarían a su trabajo con la cara como una indígena mal pintada, o sencillamente como si se acabaran de
levantar. Esto sin duda redujera la ingesta de maquillaje que algunas damas se aplican antes de llegar a su trabajo.
Tenga pendiente que aquí cuando el semáforo cambia a luz verde, debe esperar y dejar que pasen 2, 3, y hasta 5 vehículos, generalmente conducidos
por animales comparables con burros, bestias y ratas, con el perdón de esos nobles animales.
Una solución que propone el regidor, Crisóstomo Coronado Castillo (personaje humorístico), mejor conocido como CCC, es que la luz verde sea para el Pare y la roja para Cruce, así nadie se iría en rojo, sino en verde. Ni hablar que hay algunos que deberían sufrir un indigestión porque deliberadamente se comen todas las luces rojas, con la buena suerte de que los observan unos “sombreruses” que se hacen de la vista gorda cuando quieren, y cuando les da la gana paran de manera selectiva a algunos conductores que violan la ley.
No se extrañe si con el semáforo en rojo aparece detrás de su vehículo otro con placa oficial, ya sea de un funcionario o de un militar, y le peguen una
bocina especial que portan, para que usted, insignificante de la m… se quite del medio, ya que va a pasar un dios terrenal, uno que quizás paga menos
impuestos que un buen y decente ciudadano.
Pudiéramos escribir 10 páginas sobre este tema, pero en fin, el semáforo tiene unos 147 años de haber sido inventado y ya han pasado 101 desde la instalación del primer sistema mecánico de estos dispositivos, sin embargo, eso no evita que aquí muchos todavía no pronuncien bien la palabra semáforo.
Es obvio, si no respetan esas “insignificantes” luces, lo cual puede acarrear que se pierda una vida humana, ¿cómo carajo pedirles a las tantas bestias que andan con un guía en las manos que respeten el idioma de Cervantes y no pronuncien “semáfaro”?
Olle no vengas aqui a insultar al capotillero.
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