¡Y dale con el café!

Bueno mis hermanos, no olviden que el nuestro es un país de costumbre cafetera, donde la gente que viene del campo está acostumbrada a tomar café de pilón pasado por colador. 
(Perdón los que no sepan lo que es un "colador", porque solo han llegado a greca).

Donde el café en el bohío hogareño se bebe en jarrito esmaltado o de aluminio. Que cuando vas de visita a casa ajena, el brindis que hacen para halagarte es una taza de café, en su "platito", donde algunos cuando está caliente lo echan diciendo que está "para jabladores". 

Esto sin mencionar la costumbre de decir que cuando se bebe el café de la taza de una mujer se le conocen los secretos. ¡Y cuidado, que en algunas casas te leen hasta la taza!. 

Cuando eso sucede, puede que si miras con disimulo detrás de la puerta, te encuentres con un pequeño cuadro de San Miguel pisando al diablo, mientras blande su espada, y debajo un pan viejo amarrado. 

Es parte del sincretismo de nuestra cultura, que nos hace ser tan especiales "sin querer queriendo". La tradición y costumbre es que el café es una cortesía y gratis. ¡Hasta en los velatorios lo único que se da gratis es el café.  

Por ello no es de extrañar que Starcbuks y Juan Valdez tengan tanto tiempo estudiando nuestro mercado antes de venir a inventar a un país cafetero, tradicionalista y cherchero como el nuestro...

Un país donde el día más claro llueve, sin lo que lo diga Metereología.... donde se anuncia que un ciclón llegará por el Norte y entra por el Sur...Donde los circos vienen y se le muere el elefante, y nadie aparece ¡para enterrarlo!. ¿Y es fácil?. Para invertir aquí hay que estudiar todo muy bien....

Y he aquí el Starcbuks del campo, hecho con una media manga larga de la abuela descartada luego de más de 10 años de uso, asistiendo a misa los domingos en la iglesia del pueblo. Ningún otro café mejor que el café de la abuela.