sábado, 19 de septiembre de 2015

LECTURAS SABATINAS



Cuesta más quitarle la sonrisa a Raphael que la chaqueta de cuero, de la que se desprende en algunos conciertos pero no en esta entrevista. La sonrisa sí se desdibuja cuando el tema se pone serio, pero es una sombra fugaz, no deja mucho espacio a gestos de soledad, tristeza o desprotección. Es Raphael, dentro y fuera. Personaje y persona están más que unidos ya.

Una charla en la que, hable de lo que hable, o como él cantaría: diga lo que diga, no viene a hablar sólo de su nuevo trabajo, Sinphónico (a la venta el 18 de septiembre), sino de todo lo que se tercie, aunque no de cualquier manera. Es una estrella con 55 años de carrera y un disco de Uranio: tiene muy claro qué aguas y cómo las pisa. Las ha pisado casi todas.
Después de tanto y de todo, ¿le queda a Raphael algún sitio en el que salir y en el que le hubiera gustado estar? 
Sí, en Paris Match, creo que no he salido. A lo mejor, sí. Me habría gustado porque era la revista de más prestigio cuando yo era chiquito.

También le quedaba y esto lo cumple ahora, a punto de cumplir 55 años de carrera: disco y gira con orquesta sinfónica... 
Una gira con una orquesta sinfónica a los trece años es un poco prematuro. Primero hay que aprender mucho este oficio, sabérselas todas, y una vez te has encarrilado, la gente te ha tomado en serio, ya puedes. Yo ya había cantado de manera esporádica con orquesta sinfónica pero una gira mundial hasta junio del año que viene es muy fuerte. Aún no me lo creo. 

Dice que se siente "protegido" por la orquesta, ¿necesita protección? 
No para los cantantes como yo, que no tienen miedo a que te tapen las cosas. Aquí no hay una batería que tapa muchas cosas y a menudo es beneficioso tenerla al lado porque tú te callas y ya está... Estás al borde del abismo: ni hay instrumentos estridentes ni baterías, es cantar desnudo, limpio de polvo y paja, y es más difícil. Hay que tener mucho valor para ponerse todos los días delante de una sinfónica. Pero es impresionante: cuando digo una frase y me contestan 40 violines se me caen los pantalones. Igual otro te dice qué va, que prefiere la guitarra a una sinfónica...

Lo que no dice cuando dice que es un cantante que no tiene miedo a que le tapen las cosas... ¿O no quiere decir nada?
Bueno, pero es que eso ya lo sabéis todos, ¿no? No hace falta que lo diga yo.

Sí, pero si además lo dice usted... 
Bueno, es una suerte que tengo, la otra es que sé manejarme en el escenario de la forma que sé: paseándome de aquí para allá. Y es porque cuando empecé con 13 años los sonidos en los pueblos a los que me llevaban a cantar era espantoso. Y, yo como tenía una voz..., pues inconscientemente me iba del micro para no oír la voz a través de ese aparato nefasto, que era horrible. Así empezaron mis paseos. Lo sigo haciendo, ya es una costumbre: si no lo hago, igual la gente piensa que estoy cansado.

¿Y no se cansa? 
Normalmente todos los días te cansa algo, entonces vas al director y le dices quita esto y esto. ¿Qué canción le cansa más? Todas me cansan en algún momento. De pronto un día no canto Yo soy aquel..

¿Qué canción le cansa más?
 Todas me cansan en algún momento. De pronto un día no canto Yo soy aquel...

¿Es posible no cantar en un concierto Yo soy aquel? 
Sí, la gente sabe que si no la cantas es por algo. Jamás he sido demandado. Dicen otra. 

Pero usted sabe que es esa... Pero las quito para no aburrirme de ellas y a los tres meses las echo de menos y las vuelvo a poner. Como tengo un repertorio tan grande puedo variar. La gente no puede salir diciendo de un concierto mío: siempre te canta lo mismo. No, conmigo no se dice eso. 

¿Qué tema más compañía le ha hecho a usted? 
Yo no oigo mis canciones.    

Pero en el escenario... 
Sí, Digan lo que digan, En carne viva, Como yo te amo... Hay canciones talismán, Volveré a nacer, que las tengo que cantar porque me hacen falta. 

Digan lo que digan o Qué sabe nadie, ¿cuál es más usted?
Digan lo que digan, que se ha convertido en un himno. Es que es la verdad: qué sabe nadie nada de nada si nosotros mismos no sabemos lo que queremos. 

Cada día queremos una cosa... 
Unas se dan, otras no se dan...

¿Se han quedado muchas por hacer?
Sí, pero eso está bien. He tenido suerte de que lo que he emprendido a veces me ha costado pero siempre lo he hecho, así que no he renunciado.

 Fuera del escenario, ¿ha tenido que decir muchas veces qué sabe nadie?
 No, pero es una verdad como un templo. A veces lees cosas que son invento; a la gente le gusta mucho inventarse cosas. Yo he leído críticas que decían que habían cantado tal canción y no lo había cantado, pero ya me he acostumbrado y me hacen gracia. 

Ha dicho que para cantar con una orquesta sinfónica hace falta aprender mucho antes, ¿cuánto? Hay que tener unas cualidades, lo primero, una que te dan tus padres: una voz. 

¿Y sabérselas todas? 
No es una cosa resabiada eso de sabérselas todas, es saber lo que estás haciendo y que es lo suficientemente aceptable como para que la gente no te tire tomates.

 ¿Hace cuánto que se las sabe todas? 
¿Que desde cuándo estoy cocido?, hace tiempo que estoy listo, años. 

¿Cuándo le tomaron en serio? 
Con 18 años están pendientes de otras cosas hasta que impones un estilo, y es una labor de años. Hay mucha gente que no consigue esta carrera porque se aburre y se va a casa aburrida. Tengo compañeros muy importantes que se han ido y me dicen: ¿pero cómo sigues si es insoportable? Y hay gente a la que nos van a sacar del escenario con los pies por delante. 

¿Hay que retirarse? 
Si lo sientes, sí. Hay que ser feliz y hacer lo que te gusta. Si lo que te gusta es esto, como es mi caso, pues hasta al final. Y eso quiere decir hasta que yo considere que estoy dando la verdad al público y que el público me recibe igual. El día que digan éste ya no... Bueno, antes ya lo sabré y me habré marchado de vacaciones. 

¿Vacaciones? 
Lo uso para no usar retiro. Un artista nace artista, no se retira nunca.

¿Recuerda algún momento en que se haya sentido desprotegido? 
No, porque me he sentido desprotegido de personas que han trabajado conmigo o me he sentido defraudado por su comportamiento, pero el público siempre ha estado conmigo desde que empecé con pantalón corto hasta hoy. Con esa fuerza puedes hacer locuras como ésta. 

¿Qué canción recomendaría para alguien que se sienta desprotegido, solo? 
Al ponerse el sol. La letra dice que las cosas se pueden acabar hoy y empiezan mañana, esto continúa. 

¿Por qué apoya casi siempre en política lo nuevo? 
Es interesante que haya cosas nuevas, después hay que ver, porque unas merecen la pena y otras, no. A la gente joven hay que prestarle atención siempre porque serán nosotros mañana.

A usted los jóvenes le escuchan, bueno, todos: los abuelos, los hijos, los nietos...
 Sí, van todos a verme: una ruina... Es un milagro. En esa inmensa oscuridad maravillosa que es el público noto que me dicen: venga, que a nada que hagas verás. 

¿Socialmente cómo vive la situación actual alguien que como usted lleva 55 años sobre el escenario?
 Vivimos unos años complicados que hay que ir sorteando y luchando como a cada uno nos da a entender nuestras luces. Unos se defienden mejor; otros, peor. Yo he conseguido estar en un sitio donde puedo hacer lo que quiero siempre, no tengo que pedir permiso a nadie más que a mí mismo. Siempre he sido patrón de mí mismo, nunca me he vendido a los demás. Y toda mi vida ha sido así, quizá por eso duro tanto. Yo no espero a que me contrates tú, ya lo hago yo, tengo tanta confianza en lo que hago que yo lo hago. Lo que no puede ser es que quieras que te hagan todo. ¿Tú crees tanto en ti?, pues demuéstralo.

¿Recuerda cuánto estaba dispuesto a sacrificar por llegar?
 Cosas personales no, porque mi familia siempre ha estado salvaguardada. Pero yo siempre me la he jugado. Esto de la sinfónica..., me decían: ¿y si falla?, y te ponen pegas, y tú dices "tranqui, yo lo hago". Y ya está, se acabó el problema. Y cuando es un éxito te dicen ¿por qué no me lo dijiste? Si te lo dije el primero.

¿Le queda alguien con quien cantar? 
No. Cantaría con cualquiera si me apetece y lo siento

¿Con quién no cantaría o qué?
 Hay cosas que no cantaría, porque no me van. Y no sería buen cantante de jazz. 

¿Qué canción suya elegiría para que pasara a la historia? 
Yo no creo que vaya a quedar ninguna... Prefiero que quedara el recuerdo de mi persona, de mí como artista, 

¿Con qué adjetivo? 
Cantante. Artista. Trato de serlo, es lo que trato. 

¿No está conseguido ya? 

Tengo mucho que aprender, se pueden hacer las cosas mucho mejor. Pero no he tirado la toalla, sigo aprendiendo.

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NIURKA BAEZ,
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