Farsantes de la farándula
No le veo gracia alguna a la práctica de exceder la venta de boletas de entrada a conciertos de artistas criollos y extranjeros en locales de reducido aforo, a sabiendas de que el cupo es limitado, sólo con la intención de desplegar la publicidad de que en la función quedó gente fuera.
Es una manera artificial de hacer propaganda y de llamar la atención, a costa del público.
Se pretende reparar la afrenta y el daño devolviendo el dinero a quienes compraron taquilla y no pudieron entrar al local.
Pero, ¿quién paga por lo que se ha invertido en traslado, parqueo, indumentaria?. Pero sobre todo la molestia y la perdida de tiempo en una noche dispuesta para asistir al concierto o show de un artista?.
Si se cuantificara el daño, de seguro que el valor sería muy superior a la suma del dinero de la taquilla que se le devuelve a la gente impedida de entrar.
Hay quienes utilizan el truculento recurso de dejar gente fuera para motivar a una segunda función.
Tanto los artistas, como los promotores, empresarios, y propietarios de locales que permiten la práctica están con ello irrespetando al público, haciéndose daño ellos mismos y a los establecimientos que regentean.
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NIURKA BAEZ,
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