El sexo como tema en los escándalos de Nashla Bogaert

El “to be or not tobe” de Nashla Bogaert

Nashla Bogaert tiene raíces belgas y flamencas, descendiente como es de  Libert Louis Bogaert,

ingeniero belga  de origen flamenco quién emigró a la República Dominicana, se asentó en El Cibao, y llegó a ocupar el cargo de cónsul de Bélgica aquí en el país.

Su padre, Alberto bogaert, quien falleció hace tres años, era propietario de la discoterraza Buggy en San Francisco de Macoría, en los años 80's, establecimiento visitado por la farándula de la época cuando hacían fiestas.

En esos tiempos Nashla ni soñaba nacer, pero ya en el negocio de su padre, la farándula “jangueaba”.

Dicen que los códigos genéticos determinan con frecuencia actitudes insondables e indescifrables, en el comportameinto de la gente, porque forman parte del ADN cultural  y de la formación que cada quién lleva en su zurrón.

¿Qué decir?. Le tenemos un gran afecto a Nashla, a quien hemos seguido desde muy temprana edad, cuando empezó a dar sus primeros pasos en la comunicación.

Una mujer inteligente, bonita, que no solo se ha  destacado como presentadora de televisión, sino en el rol de maestra de ceremonia, actriz de cine y teatro, al igual que como modelo de importantes promociones comerciales.

Pero, más allá de eso, un ser humano sin malicia, que  no le hace daño a nadie, y que en lo social sabemos que desarrolla actividades  y labores importanes, de esas que no se andan mercadeando ni exponiendo a los cuatro vientos.

Hay sin embargo en ella un detalle que nos resulta chocante.

Y es la ingenuidad con que a veces se comporta, poniendo de relieve talvez su lado más sensible  y  vulnerable.

Verificable en la ocasión en que se dejó retratar desnuda por un novio que subió las fotos a las redes sociales., provocando un escándalo que hasta  amenazas de demandas judiciales  provocó en su momento.

Y aunque se trataba de fotos personales, no autorizadas para su publicación, el simple hecho de que no tuviera control de las mismas, habla claro de “lo bebé”  y confiada que es a veces Nashla Bogaert, aunque lo que si está claro es que nadie puede decir de ella que sea una vagabunda.

Ahora ocurrió lo mismo en el programa al participar en un concurso, de estos donde invitan a famosos, y donde ella nuevamente, de manera ingenua, no midió las consecuencias de aparecer tocándole a un hombre sus partes pudendas.

El escándalo no se ha hecho esperar.

Por esa acción, en lo particular, no la vamos a juzgar, ni a establecer juicios de valores, por  un adefesio de concurso  que evidentemente  comporta una carga morbosa.

A quien si vamos a criticar es a quien de alguna manera está tratando de llamar la atención, aún sea recurriendo a provocar el morbo, montando juegos con la verija de la gente.

Se quiere aparentar que es un juego "inocente", lo cual no pasa de ser una actitud taimada, que pone en entredicho la creatividad, como si trataran más bien de mover, a la fuerza,  las cajitas de AGB-Nielsen a base de mal olientes flatulencias.

Se manifiestan preferencias por el mal gusto, como si no fueran capaces de reinventarse en base a recursos geniales,  y auténticos, y tienen que recurrir a elementos tóxicos, con efluvios de bajos fondos, sin parar mientes en que con ello ponen de manifiesto sus falencias.

Con esto que  decimos no pretendemos que se caiga en lo naif, ni en lo laxo, ni que el “concepto maker” necesariamente tenga que apelar a la exposición del Santo Grial... ni a que caminemos con una  corona de espinas en la "cecera"... un letrero de  INRI en la frente, y dándonos golpes en el pecho   To be, or not to be.

Es Zorro.