Joseph Cáceres

Cementerios con camas en vez de tumbas…

Este fin de semana compartía con un grupo de empresarios en Punta Cana que vienen con un proyecto hotelero muy interesante, que se proponen dinamizar en el área de la diversión y el  entretenimiento.

Se nos convocó, junto a la publicista Niurka Báez, para diseñar la estrategia de prensa. ¡No para hacer notas de prensa, quiero que sepan!.

¡Wao!, después de la reunión, en un jangueo en el hotel, allí se habló de todo.

De lo “muerto” que es el hotel Sheraton en el malecón, a no ser por  Trio Café, que es un establecimiento de Edmon Elías, no del hotel, que antes tenía la discoteca Omni y El Yarey, aparte de sus populares restaurantes, sobre todo la famosa  Canasta, donde tantos se quitaron el jumo con un cocido y un sancocho. ¡Eso le daba vida al hotel!. Y todo eso lo quitaron...

El hotel Hilton, es un muerto en amenidad y diversión, y lo mismo sucede con El Embajador, donde no hay nada que buscar, diferente a otros tiempos del Embassy Club y la Concha Acústica.

Ni qué decir de los demás que se han instalado en la Lincoln y en la Churchill. Nada que provoque que un huesped pueda bajar de la habitación a divertirse un momento, y que los que no están alojados en el, puedan ir también.

Por suerte El Jaragua se salva con su Merengue Bar, y su Teatro La Fiesta cuando monta eventos.

Lo mismo que el Barceló, antiguo Lina, que por lo menos tiene una copy band que entretiene en el bar.

Los demás hoteles son muy aburridos…cementerios con camas, en vez de tumbas…

"Picaron" a un sector de la prensa...

Hubo críticas contra la gente de la comunicación y la farándula, por el desconocimiento que algunos tienen de elementales reglas de eduación y cortesía.

Gente del medio que cuando va a un buffet hacen a cualquiera pasar verguenza, sirviéndose unos platos mostrencos, que no van a poder consumir, solo porque el almuerzo es gratis para ellos.

Les brindan un vino premiun, y prefieron un "lavagallo". Uno preguntó que si no había Night Train. ¡Bárbaro!.

¡Y estoy hablando de gente de la comunicación, no de Acroarte!

Pero también le metieron “la mocha” a algunos artistas que no vamos a mencionar por barriales y arrabaleros en su comportamiento.

Esos empresarios son más chismosos que los faranduleros, así como los ven. Desguavinaron a ciertas presentadoras de televisión…las pobres. A políticos, a otros empresarios, nadie se salvó. ¡Wao!. Y así hablan de que en la farándula hay chismes.

Pero hay muchos cronistas que saben de vinos...

En Acroarte y en la cronica del espectáculo hay gente que sabe de bebidas y de vinos.

Editores de páginas de espectáculos, cronistas sociales y gente de la radio y la televisión.

Gente con la que hemos compartido y hemos observado su comportamiento cuando tienen que escoger en una carta o le sirven un vino malo.

Jenny Lovera,  se maneja con buen gusto a nivel vinícola, como también a Abel Rojas de Santiago.

De igual manera la periodista Caciana del Rosario, que no le bebe un vino agrio  o de mala clase a nadie. Lo cual está muy bien. Aunque algunos que beben hasta agua de tindanga digan que eso es parejería, llevándose de Tubérculo Gourmet.

Forma parte de la cultura de la ignorancia y de la miseria de algunos.

Dizque ya el Torito no bebe ni vino...

A propósito de vinos, cuentan que El Torito dejó hasta de beber vino, y ahora lo único que liba son jugos y zumos de frutas.

Había dejado el whisky hace tiempo y solo consumía vinos.

Por cierto, de buena marca y cosecha.

Hay una botella en El Catador que cuesta 16 mil cañones, que era la preferida del Torito.

Lo perdieron…al menos por ahora.

La espiritualidad está acabando con lo que dicen es "malo" y muchos encuentran "bueno"....

Así como hay una tendencia a la espiritualidad que ha agarrado a los artistas, también hay una que apunta al abandonado de las bebidas alcohólicas.

Se sabe que El Mayimbe también hace tiempo que colgó el alcohol. Y como él otros. Por un asunto de fe y de salud.

Una cosa que el romo fue el gran aliado de los merenguero de los años 80's, patrocinados sus  bailes por las grandes casas licoreras. Había que beber ¡obligado!, por un asunto de marketing y de mantener el auspicio de la marca.

¡Y ahora que no están bebiendo...quién podrá defenderlos!