LA NOTICIA Y SU PESPUNTE

“Perfil sospechoso”

En nuestro país las autoridades viven haciendo anuncios populistas, a sabiendas de que los mismos no resuelven el problema, pero calman momentáneamente a las masas. Ya estamos cansados de eso.

El último de estos casos es la disposición anunciada por el Jefe de la Policía Nacional de que se detendrá a aquellas personas que transiten en motocicletas y tengan “perfil sospechoso”.

Aparte de que es una violación a principios constitucionales, como el de libre tránsito y el buen nombre, la “sospecha” está en el ojo del policía que actúa. ¿Detendrán a quien se identifica como policía y es un delincuente?

Sabemos por experiencia que este tipo de actuación sólo se presta para el “macuteo”, al igual que las redadas que se hacen de cuando en cuando.

Las medidas que se deben tomar, entre otras acciones posibles, deben comenzar por identificar a los motociclistas con un chaleco con el número de la placa. Nadie que puede ser identificado se arriesga a cometer un crimen. (Editorial de Diario Libre).

¡Ojalá!

Por escritos y actitudes como esta es que aquí los problemas  nunca se van a resolver.

La policía ha decidido investigar a los motoristas, que como se ha visto están envueltos en la mayoría de los asaltos, atracos y asesinatos que se producen en el país, y en vez de apoyar la iniciativa tendente a por lo menos paliar los niveles de inseguridad en la nación, lo que hacen es criticar la institución, alegando "violación a principios constitucionales" sobre la base de prejuicios  como este de que la medida solo servirá para que los policías practiquen el macuteo.

Y aunque de antemano se sabe que los policías macutean, no creemos justo que sobre la base de esta argumentación se critique la medida. ¡Así como dicen que el perfil sospechoso está "en el ojo del policía", evidencia Diario Libre con esta severación un prejuicio y un golpe innecesario a una acción, que talvez no sea la mejor, pero algo hay que hacer. (Lo que debería estar prohibido son dos en un motor hace tiempo).

Comoquiera es malo. Si la policía nada hace, es malo, y si hace también lo es…

Si la policía, como se dice popularmente “se lambe” a un delincuente, de esos que andan armados, que matan a la gente hasta por quitarle un celular, verá usted como aparecen los alcahuetes  satanizando a la policía , y apelando a los “derechos humanos” de individuos peligrosos con un prontuario delictivo, que hace tiempo ¡debieron estar muertos!. ¡Vamos a estar claros, cojollo!

Los criminales  amparados en un código criminal fatídico, que es el padre de la explosión de la delincuencia a  niveles tan alarmantes.

Nunca usted los ve dándole seguimiento a las viudas, a los muchachos que quedan en la horfandad, desprotegidos, al perder al padre, víctima de la delincuencia.

Pero si a favor de los delincuentes y criminales,   de “sabrosos” escribiendo pendejadas,  porque claro, la tragedia ni las muertes llegan  a las puerta de sus casas.

Cuando les llegan entonces otro gallo canta…¡Pendejos!

A veces pienso que es mejor jugar a
"La sillita voladora" y no estar
 escribiendo pendejadas...¡total!

Son tan simplistas, los amigos de Diario  Libre, (seguro ese editorial no fue escrito por el director Adriano Miguel Tejada, que es un comunicador de criterio y de carácter. Me atrevo a asegurar que fue  la sub-directora Ines Aizpún…¡pun, pun pun!) que descalifica los retenes de la policía para investigar a los motoristas con perfil sospechoso, y propone en cambio que “obliguen a los motoristas a usar un chaleco con el número de placa. Porque nadie que puede ser identificado se arriesga a cometer un crimen”. Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, …¡ni que fuera Jochy Santos con su risa!. 

O sea, que ella piensa que se detendrían los atracos, porque los bandidos no van a poder andar con su chaleco y su placa para que no los identifiquen. ¡Ay, no me hagan reir señores de Diario Libre, ¡Inés!, que tengo el labio partido!. 

¡Se disfrazan ellos de Policías, y no se van a disfrazar de motoristas debidamente identificados!. ¡Bárbara!.

Ojala que un día no te toque, mi hija...