lunes, 18 de enero de 2016

Los puertoplateños no cogen cabeza

¡Un granito de maíz!
El turismo es la principal fuente de divisas del país y la actividad productiva que más empleos directos e indirectos genera, además de que ninguna otra actividad económica distribuye con mayor equidad las riquezas que produce porque las desparrama en todos los segmentos de la sociedad... ¡Por eso hay que protegerlo, preservarlo, cuidarlo...!

Las cifras preliminares sobre los resultados de la economía dominicana en el 2015 ofrecidas por el gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu, no pueden ser más elocuentes: los ingresos del turismo ascendieron a 6,153 millones de dólares para un crecimiento del 9.2 por ciento, mientras la llegada de pasajeros subió un 8.9 por ciento, con más de 5.6 millones de visitantes;
Estas cifras ratifican a la República Dominicana como el principal destino turístico de la región y confirman que en ese sector somos los más competitivos dentro de la economía global, además de que ninguna otra actividad económica capta de forma directa mayor inversión extranjera.

Los dominicanos, sin embargo, no alcanzamos todavía a comprender cuán importante es el turismo para la economía. Puerto Plata es el mejor ejemplo...
...Con el auge turístico en los inicios de los años 80, Puerto Plata se convirtió en privilegiado centro de atracción para el disfrute del sol, la playa, la arena… Pero con los años ese destino se fue degradando debido al clima poco favorable sumado a un ostensible descuido en la inversión y a la escasa conciencia de la gente para dar buen trato a los visitantes.

Afortunadamente, el país tuvo la suerte de que en ese momento la Costa Este --en especial Punta Cana y Bávaro--, comenzó a florecer gracias a la visión y el emprendimiento de Frank Rainieri y su esposa Haidée Kuret, lo que probablemente salvó la industria turística dominicana.

Paralelamente Puerto Plata comenzó a sufrir una merma significativamente del turismo, y en pocos años pasó de una de las zonas más pujantes y prósperas del país a una provincia llena de desempleo, negocios quebrados, delincuencia agresiva y creciente y con pobreza ascendente y degradante.

Muchos años después --gracias a un esfuerzo extraordinario del gobierno y particularmente del ministro Francisco Javier García--, Puerto Plata parece revivir con importantes inversiones en infraestructura inmobiliaria, con el modelo del “time share” y sobre todo con los cruceros destinados a llegar cada vez con mayor frecuencia a la nueva terminal que construyó la línea Carnival en Maimón.

Sin embargo, comienzan a surgir problemas porque los turistas que llegan en esos cruceros están siendo estafados por quienes les ofrecen productos y servicios. Cada día son mayores las quejas y las denuncias sobre las abusivas tarifas de los taxistas y los exagerados precios en las tiendas de souvenires, bares, restaurantes…
Piensan que los cruceros antes de llegar aquí no tocan otros puertos y que los viajeros no comparan calidad, precios, servicios. Lo inconcebible es que sean los principales beneficiarios de ese turismo regional los más empeñados en hundir nuevamente a Puerto Plata como destino.

Los gobiernos han mostrado eficiencia para atraer inversión otorgando incentivos y facilidades a inversionistas y empresarios del sector, lo que junto a los atractivos naturales, a la variedad de los destinos y a la calidad de nuestra infraestructura, han permitido el crecimiento que revelan las estadísticas.

Pero ese crecimiento no ha sido conducido ni gerenciado correctamente por el Estado... Ahí radica el riesgo de que se reproduzca el ejemplo de Puerto Plata; construir un destino tarda mucho tiempo, esfuerzo, dinero, sacrificio… Pero se destruye con un abrir y cerrar de ojo.

A la poca inversión en promoción y los escasos incentivos que se otorgan a los tour operadores --cuando se le compara con competidores regionales--, se suma el desorden y la arrabalización que a menudo rodean las áreas hoteleras, particularmente en la zona de Bávaro. A eso hay que agregar la falta de regulación en las tasas y tarifas para completar un cóctel que dificulta la posibilidad de potenciar los atractivos de nuestros diferentes polos turísticos en todas sus modalidades.

Por ejemplo, República Dominicana es de los pocos países del mundo que carecen de leyes que liberen del pago del IVA las compras de los turistas, a pesar de que nuestra economía depende de ese renglón tan importante.

Para entender la importancia de los incentivos en las economías de servicio, bastaría observar el auge en la construcción hotelera del polígono central de la capital. ¿Piensa alguien que eso cayó del cielo? ¿Qué tuvo una generación espontánea?
Pues no... Fue el producto de la modificación de la ley 158-01 que extendió los incentivos turísticos a esa zona de Santo Domingo.
Es necesario comprender que con el turismo los dominicanos tenemos una gallinita que pone huevos de oro… En consecuencia, es deber de todos --gobiernos y gobernados--, defenderla, mimarla, protegerla...

¡...Y en ocasiones echarle un granito de maíz! (Oscar Medina-Listín Diario)

1 comentario:

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NIURKA BAEZ,
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