Joseph Cáceres

Balas asesinas en la medicina

Tú, en la efervescencia de una de las épocas más traumáticas del país, decides involucrarte en uno de los movimientos revolucionarios más importantes, buscando reivindicaciones para el pueblo, sin afan de lucro, protagonismo, ni pretendiendo llegar al poder para participar en una repartición de los bienes del Estado, como sucede en esta "democracia", donde todos buscan lo mismo.

Como guerrillero, logras sobrevivir a la ofensiva de fuerzas militares numericamente superiores desplegadas, por aire  y tierra, que procuran desarticular la Guerrillera de Caracoles, título de una obra de Hamlet Hermann en un recuento de la gran hazaña, en la que Cladio, Hamlet y Toribio  fueron los únicos sobrevivientes.

¡Y logras sobrevivir!

Tras el repliegue de la marea y de los caracoles, te dedicas a  llevar una vida ejemplar, sin reclamar ni pasar factura, dedicado a la agricultura, sin dejar por ello de ser contestario.

 Y ¡oh destino!, morir no por las balas del CEFA, de los soldados dirigidos por Milo Jiménez, ni en el cerco articulado por Ramiro Matos, sino por falta de atención y asistencia médica primaria, de parte de  la misma gente por la que  luchaste y  entraste en combate.

Los mismos que están exigiendo un 5% para la salud, empostrados en clínicas privadas donde ¡los cuartos hablan!.

Paradójico es combatir sin que una bala te alcance, y al final morir por la desidia y la indiferencia de la misma gente por la que luchaste.

Paradojas de este mundo y de esta vida, donde nada es verdad ni mentira, sólo del color del cristal con que se mira.