Lo vi en TV

Respetables, los cambios de comerciales de Divertido con Jochy.

Bloques nutridos de propaganda de la mejor estirpe, donde no se ve anuncios de importadoras de pacas de ropa usada, “excelentes recomendaciones”, y baritolongas como las que se promueven en muchos programas a las que a veces empuja “la prángana”, la necesidad, que como dicen, "tiene cara de hereje".

Y viene una empresa desde el extranjero que se va a dedicar a realizar mediciones de audiencia en la radio y la televisión, con una precisión que muchos están deseando.

Como se sabe, la gente de Nielsen-AGB son los únicos que hacen mediciones de audiencia con las famosas 300 cajitas en igual número de hogares dominicanos.

Es lo único que hay propiamente.

Detrás de la misma hay empresarios muy poderosos vinculados a dueños de canales de televisión y ese solo hecho contamina los datos que dan, pues en modo alguno se puede dejar al gato y al perro cuidando la carne que se va a freir para la venta de la fritura.

Quiera Dios que esa compañía llegue, y pueda romper con el monopolio.

Y ojalá que pueda trabajar, porque como es un negocio que mueve millones de pesos, fácilmente le dan en la madre, como le hicieron a Rafael Lozano, uno de los pioneros encuestadores del país, que lo sacaron de circulación y le trancaron el juego, cuando vieron que deseaba incursionar nueva vez en el negocio de las encuestas, apoyado por una firma extranjera.

Ni Juan Ramón Gómez Díaz ha podido con esa gente.

Juan Ramón intentó establecer una empresa encuestadora, por medio de los registros que pueden hacer las empresas de televisión por cable, a través de las cajitas de los abonados.
Como es el dueño de Aster, quiso medir audiencia entre sus abonados, pero cuando el "imperio-monopolio" se enteró de que estaba por incursionar en su negocio, se la pusieron difícil.

Comenzaron a publicar encuestas donde sus programas de Telemicro ya no eran los número uno, sino los de la competencia, y dicen que de ese modo lo tranquilizaron para que no siguiera en ese propósito.
Pero nadie habla de eso, porque son intereses muy poderosos, que le tumban el pulso a cualquiera.

Son de las cosas que se cocinan "por abajo", y que se comen "por arriba", sin que se digan cuáles fueron los ingredientes.

Y tanta gente turulata hablando plepla, sin saber cómo "se bate el cobre".

Bajen aquí, ¡al pozo!, que les vamos a decir….

El programa Bien de Bien, de Luis Manuel Aguiló, que se transmite los domingos por Teleantillas, se realiza sogre la base de una producción que parece internacional, hay que decirlo.

Pero ello conlleva implementar recursos con los que no cuenta el canal, y que el productor,o cualquier otro que quiera hacer las cosas diferentes,  se tiene que agenciar, para lograr los detalles que se precisan para alcanzar esos resultados.

Cámaras particularizadas para cada invitado, (las cuales hay que alquilar a un suplidor de servicios), al igual que luces y recursos de animación y edición particulares, que mensualmente se elevan a más de 100 mil pesos que hay que buscar adicional, y que no van por cuenta del canal, sino del productor.
Esto, calladito, nos lo dijo alguien cercano al programa, cuando preguntamos cómo lograban tanta perfección y eficacia. 
Ustedes  saben que siempre procuramos ir más allá de las apariencias, algo que aprendimos en teatro, no en la comunicación  formalista de la clásica "pirámide invertida" de la escuela con el qué (what), quién (who), cuándo (when), dónde (where), por qué (why), cómo (how). El que se queda sólo ahí ¡se pasma!.
A Zorro que no le vengan con cuentos, porque el romper con los moldes establecidos para los periodista "formateados" ¡nos ha dado resultados!.

Pero, siguiendo con Bien de Bien, está claro. Todo sale a pedir de boca. Un programa con una escenografía vanguardista, con detalles y elementos de post producción en una línea moderna y actual, como debe ser.

Pero en base a un esfuerzo y un sacrificio que no cualquiera asume.

Por ello, nuestro respeto a Luis Manuel Aguiló.

Programas como el suyo hay que apoyarlo.