¡Que escándalo en Santiago!

Santiago está ¡del carajo!

En Santiago  hay que poner doble seguro en el carro…

No solo hay que transitar en el vehículo con el lock de la puerta puesto para impedir intromisiones de los  delincuentes,

sino también para  evitar resultar ser víctima de un travesti, que se ha dado a la tarea de perseguir y acechar a las figuras  masculinas de importancia y relevancia del medio, a las cuales, en cualquier descuido, le abre la puerta del pasajero y se le mete en el carro.

Y ya dentro no hay quien lo saque...

Siendo él quien entra a un vehículo ajeno, sin pedir permiso, y a la fuerza, el transgénero ¡exige que le paguen sus cuartos por su tiempo!.

Un vulgar chantaje para obligar a que le den dinero, porque con el escándalo que origina, aunque usted no esté en nada, con la vocinglería que arma, ¡lo desacredita!.

De eso ha hablado el comunicador Orlando Reyes, quien confirma que el travesti   está acostumbrado a meterse a la fuerza en los carros 

Nadie va a pensar que el maldito pájaro le abrió la puerta y se le metió en su carro de repente, sin previsión, solicitud ni aviso, sino que usted andaba con él y le "echó un cubo"

Todo el que ve el escándalo lo ficha y cataloga, siendo usted  inocente, aunque diga y rediga que no le gusta "la carne de cocote".

Al final de cuentas, como dice la bachata de Romeo, "ya el daño está hecho"

Ese travestido está como el Sida, que ¡mata y desacredita!

Ya son varios los comunicadores santiaguenses que han caído en esa situación, con el travestido chantajista, que si lo unimos  a la sexy atracadora de Santiago, tenemos que concluir en que esa ciudad está definitivamente ¡del carajo!

Atrás quedó el Santiago campechano, amigable, familiar, con estas lacras que han aparecido en el medio, peores que los de la capital.

En el caso del travesti, aunque uno no sea homofóbico, hay que decir que por eso es que algunos aparecen a veces destutanados en los montes, porque hay muchos que definitivamente se pasan, y por eso les dan “para abajo”.