Joseph Cáceres

A propósito de la muerte de Juan Gabriel 

Por Amerfi Cáceres

"No acostumbro a hablar de mi vida privada, que hasta ahora siempre he protegido con mucho cuidado"

"Por favor respeten nuestro dolor".

"Esto es algo de la familia; déjennos en paz".

Frases como estas estamos acostumbrados a escuchar y leer, por parte de parientes cercanos, amigos o simplemente conocidos de artistas, que en su vida deslumbraban a su fanaticada, pero que llegado un problema, algo que por ser una figura publica, interesa a todos, ya sea un problema familiar o la muerte misma del artista, entonces ya compete  a cualquiera, menos a la Prensa ni a sus seguidores, a quienes precisamente, le deben esa fama, y casi siempre la fortuna que les cambio la existencia.

El mas reciente de todos estos casos fue precisamente la del cantautor mexicano por nacimiento, porque su carrera y su vida era de todos los que lo amábamos con sus virtudes y sus defectos; sin embargo, fue todo tan oculto a la hora de su fallecimiento, que no hay nada tan siquiera que pueda probar que realmente el "Divo" de Juárez se haya ido de este mundo. Nadie sabe el color de su ataúd, ni donde cremaron su cuerpo.  

Se han hablado distintas hipótesis de donde pueda estar su cuerpo, vivo o muerto. Y esto pasa por la manera en  la que se dieron las cosas. 

Una vez muerto el rey, entonces los príncipes herederos salen tan ingratos que no quieren compartir con ese gran público que  añora ver por última  vez a su ídolo,  algo tan especial como lo es la despedida, el decir adiós, ya que es lo ultimo que le vociferaran a su estrella, poder ver el carruaje, llevarles un ramito de flores, cantar junto a los otros fanáticos los temas de su artista.

No sabemos que pasa por la cabeza y el corazón de esas personas cuando actúan así, pero nos parece necesario que es hora de ponerle un punto final a esto, y que cuando el próximo que muera, (que lo habrá) pues nadie es eterno en la vida,  todos podamos decirle “hasta luego", a ese personalidad, que muchas veces es mas admirado y querido que a muchos familiares a quienes apenas conocen o han visto.

Los artistas deben entender que una vez que empiezan a buscar la fama, (muchos han dado el culo por batata) como dicen algunos viejos, por lograr llegar a tenerla, pero cuando la consiguen, entonces la altanería los adorna, ya se creen intocables, la familia se crece como la harina, y la prensa, aquella a la que tanto acudían para que les publicara sus inventos, entonces ya "hiede", apesta. 

¡Así no! Si en las malas te fui útil, permíteme estarlo en las buenas y en cada momento, de esa forma "guisamos todos".

Seria bueno que este tipo de asuntos no se sigan repitiendo, aunque no vemos la solución próxima.