Joseph Cáceres

Precisiones a un relacionista por ajuste

Por Johnny Arrendel

Juan Luis Guerra y los demás integrantes originales de la agrupación 440: Roger Zayas Bazán, Mariela Mercado y Maridalia Hernández, en su origen, son artistas vinculados al arte contestatario, con epicentro en el país en la institución Casa de Teatro, en la Capital, y en Santiago, Casa de Arte.

Es el grupo que el vocalista roquero Tony Almont define como ¨la Cuadra de los Rudos¨, donde se enlistan gente como Claudio Cohén, Víctor Víctor, Sonia Silvestre, Adalgisa Pantaleón, Manuel Jimenez, Manuel Frías, Enrique Feliz, Luis Días, Ramón Leonardo, y otros más.

Las colaboraciones e interacciones entre estos exponentes eran y aun son frecuentes. Víctor Víctor y Manuel Tejada son puntales importantes en la trayectoria de 440, y Adalgisa Pantaleón entro como integrante y ahora es corista de Juan Luis.

Como Sonia y Víctor pertenecían al Partido Socialista, lidereado por Max Puig, con quien compartieron antes como integrantes de ¨Los Corecato¨, eran aliados a su vez del Partido de la Liberación  Dominicana.

Para esa época, el PLD sustentaba la Liberación Nacional como base ideológica y enarbolaba el antiimperialismo y la solidaridad con los pueblos oprimidos, especialmente de América Latina.

En 1986, con Juan Bosch como candidato, muchos de esos cantautores, y otras figuras ligadas históricamente al PLD, como Cecilia García, José Guillermo Sued, Luisito Martí, Ileana Reynoso, Milagros Hernández, Rubén Camilo y Bonny Cepeda, subieron a la patana morada a hacerle campaña electoral.

Con la Orquesta del Maestro Felix del Rosario se grabò una producción en cassette, de la que sobresalió el tema ¨A votar morao¨, en sendas versiones vocalizadas por Cecilia García y Adalgisa Pantaleón.

Sin embargo, el principal tema musical de la campaña del PLD en 1986 fue ¨Tiburón¨, del panameño Rubén Blades, que condenaba la política imperialista de potencias como Estados Unidos y Gran Bretaña.

La pobreza une, la riqueza divide

Cuando el éxito artístico se reflejó en bonanza económica, Juan Luis Guerra decidió, dentro de su justo derecho, bajar el perfil ideológico a su figura.

Por eso, a diferencia de otros cantautores nacionales y del exterior, jamás accedió a presentarse en Cuba, lo que con toda probabilidad le hubiese acarreado problemas con el exilio cubano asentado en Miami.

Esos cubanos, caracterizados por la intolerancia, eran muy poderosos como mercado en sí mismos, y factor determinante en la industria de la música, que para la época se apoyaba básicamente en la venta de discos.

Para muestra, en septiembre de 1991, Juan Luis y Silvio Rodríguez ofrecieron un concierto gratuito en Montecristi en homenaje a Máximo Gómez y Jose Martí, que desató casi un boicot en contra del exponente dominicano.

Lo cierto es que a diferencia de otros artistas de su perfil, Juan Luis Guerra nunca se atrevió a  cruzar las líneas  que le hubiesen limitado comercialmente.

Más bien, bajo la orientación de sus disqueros, trató de mantenerse dentro de lo políticamente correcto, y no afectar la potabilidad de su figura en los mercados más rentables.

Naturalmente, que las posiciones que asume una figura artística no son ni correctas ni incorrectas, sino un ejercicio pleno de su derecho y libre albedrio.

 Lectura comprensiva

Se denomina analfabetismo funcional a la incapacidad de un individuo para utilizar su capacidad de lectura, escritura y cálculo de forma eficiente en las situaciones habituales de la vida.

El analfabetismo en sentido estricto, en cambio,  supone la incapacidad absoluta de leer o escribir frases sencillas en cualquier idioma.

O sea, que los medios de comunicación dominicanos, y de acuerdo a lo que apunta el comentarista de esta página, Flavio Matos, cuentan con analfabetos funcionales, personas que leen y escriben, pero incapaces de  comprender ni de estructurar un mensaje coherente.

 No soy un improvisado

Por esa premisa, no me molestó en lo absoluto que un trabajador por servicios prestados de Juan Luis Guerra insertara un comentario insultante en Diario Libre como reacción a una realidad (desde mi punto de vista) que plasmara en esta tribuna libre.

Soy un periodista formado en la academia, con post grados en Radio e Hipermedia en la Universidad de Salamanca y en el Instituto de Periodismo Jose Martí, de la Universidad de La Habana.

Llevo años en los medios y acumulo experiencia  y una trayectoria limpia y eficiente en diversas entidades privadas y estatales.

Para escribir de arte no necesito engancharme, como dice el trabajador a destajo de Guerra, poseo las herramientas y la formación necesaria y a ese sector le doy el mismo carácter transcendente de otras aéreas, como la Economía y la Política, en las cuales me desempeño habitualmente.

Mi líder histórico, Don Juan Bosch, siempre dio relieve al valor de la Estética, como rama de la Filosofía.

Ahora bien, sin dudas que cuando se habla de auténticos cronistas de arte en el país, nos referimos a especialistas con niveles de experticia en la materia que les coloca en capacidad de orientar a las masas.

Hablamos de gente como Joseph Cáceres, Francisco Álvarez Castellanos, Mundito Espinal, Miguel Hernández (El de Cuarto Poder), Emily Tueny, Arturo Rodríguez Fernández, Emily Tueny, etc.

Similar en el Deporte, exponentes como Félix Acosta Núñez, Billy Berroa, Jorgito Bournigal, Carlos Nina Gómez, Mario Álvarez Dugan.

No hay dudas de que estos y otros son las cumbres  tanto en la crónica de arte como deportiva. Y de que en ambas áreas han surgido talentosos nuevos valores.

Sin embargo, no puede obviarse que hay una generación de obtusos, que se empecinaron con ser comunicadores, y bajo el criterio de que ¨no sirven para otra cosa¨, fueron destinados a las secciones de Farándula o Deportes.