Joseph Cáceres

El ministro y el merengue

Diómedes, un niño virtuoso de 12 años, levantó al teatro Heredia de Santiago de Cuba, y demostró el porqué de la existencia de la Escuela Ñico Lora. Con pocos años y un talento natural para el acordeón, aprendió las herramientas necesarias para ponerse de tú a tú, con su maestro Rafelito Román, y arrancar ovaciones, las dos noches que brilló el perico ripiao en esa urbe del oriente cubano, con una banda liderada por Jochy Sánchez y con Johnny Ventura y Maridalia Hernández, como protagonistas de La Gallera.

El nuevo ministro de Cultura, Pedro Vergés, parece que no ha estado bien asesorado. Algunos de sus más cercanos colaboradores, pueden haberle susurrado, hacer desaparecer con entusiasmo -no precisamente revolucionario- todo lo hecho por los anteriores incumbentes de José Rafael Lantigua y José Antonio Rodríguez. Así que no más llegó despidió con parsimonia diplomática pero a ritmo de gagá al Gabinete ministerial: Tony Raful, Milagros Ortiz Bosch, Victor Victor, Marcio Veloz Maggiolo, Freddy Ginebra, Manuel García Arevalo, Luis Marino, Bernardo Vega, Giovanny Cruz, Carmen Heredia, José del Castillo (padre), verdaderos entes de Cultura, fueron amablemente despedidos.

Luego se empeñó en recentralizar antidemocráticamente lo descentralizado democráticamente: “Estamos empeñados en implementar lo que se ha llamado descentralización, que es un concepto muy amplio y, a veces, muy confuso, pero que vamos a encauzar como es debido”, dijo Vergés al hablar en el Ayuntamiento de Villa Tapia el 20 de octubre. No se sabe qué arrojó el análisis que iban a hacer sobre los proyectos de las provincias. Y ya se inicia el nuevo año con otro presupuesto, del cual podrá -barrunto que centralizadamente- disponer.

Ayer Huchi Lora dijo en su programa que el viceministro Cayo Claudio Espinal le había expresado que quien sacó de la escuela al saxofonista Juan Colón, fue el ex ministro José Antonio Rodríguez, cuando en realidad el actual embajador ante la Unesco lo trajo de Nueva York a encabezar el proyecto de la escuela Ñico Lora y luego lo nombró director de Bellas Artes (de mayor nivel), de dónde sí lo botaron a caja destemplada los de la actual administración. Estas traquimañas parecen de adolescentes y son un insulto a la inteligencia de los demás.

El cierre de la Escuela Ñico Lora quieren ‘justificarlo’ con una nota de argumentos pueriles: “(Pedro) Vergés dispuso que se realice una evaluación del programa de formación y del personal docente de la Escuela Ñico Lora que funciona en el Centro de Cultura de Santiago, labor que será realizada por una comisión de músicos y técnicos del Ministerio de Cultura.

El titular del Ministerio de Cultura desde el pasado 16 de agosto expresó que un músico emblemático del merengue típico y la cultura musical dominicana como Ñico Lora es merecedor de que una escuela que cultive ese ritmo lleve su nombre, pero que debe ser una escuela a su altura”. Sr. Ministro, ¿qué comisión de músicos y técnicos del Ministerio de Cultura ‘medirá’ la calidad de Jochy Sánchez, Juan Colón o Rafelito Román? ¿Va Ud. a construir una escuela Ñico Lora más alta que los cuatro o cinco pisos de la de Bellas Artes donde estaba albergada?

Escritor dominicano que no baila merengue, peca de arritmia poética.

El ministro-escritor debe activar su detector, y escoger con pinzas lo que le susurran sus colaboradores. Hasta ahora ha dado algunos tropiezos que se han perdonado por ser nuevo en el cargo. Pero con el merengue no se juega.

(Alfonso Quiñones-Diario Libre)