¡Qué curioso!

Resulta curioso el hecho de que Clary Soto tiene más de 15 años en el medio artístico donde se identifica como La Dura de la Bachata, y sin embargo no ha logrado trascender a los planos que se merece y que se pudieran esperar de ella.

Una mujer bonita, con mucha personalidad, que canta bien, muy sexi y moderna en el vestir, pero sin embargo no ha ido más allá de presentaciones en Rumba Bar de la 27 de Febrero, donde se ha mantenido desde que los Abigail regenteaban el negocio.

Años van y años vienen y no pasa de ahí.
Tampoco ha hecho nada con las grabaciones que ha hecho.

Debería ser una estrella de amplio espectro en el firmamento artístico criollo y extranjero. Una figura de primer orden.

Pero el medio es tan cruel, que no deja trascender a las mujeres en el mundo de la bachata, como si estuvieran signadas por un designio maldito.

Este mundo es así…

A una mujer bella no le dan paso, aunque cante bien, mientras andan detrás oliéndole los "fundillos" a los bachateros, algunos grandulotes, enanos, deformes, en su mayoría unos tipos rarísimos. Con perdón, porque sólo algunos se salvan…

Después de Aridia Ventura y Mélica la Sufrida, las únicas mujeres auténticas promotoras de la bachata origina, solo Alexandra la de Monchy es la única que pudo trascender, pero solo haciendo dúo.

Cuando se creyó "la mamá de Tarzán" y se lanzó como solista se "guayó", y nunca ha podido levantar cabeza… para que vean que el caso de Clary no es el único.

Aunque pudiéramos decir que Clary también se ha manejado siempre en un bajo perfil. Nadie la ha visto prodigándose, y  talvez ello tenga que ver con su aislamiento y marginalidad artística.

Propuestas indecentes de seguro que no le han faltado.

La dignidad, empero, hay que mantenerla.

El éxito y la fama que se consigue con métodos artificiales, suele ser pasajero, demostrado está.

Si no,  pregúntenle al paquete de megadivas que no valen "una guayaba podrida".