¡Se lo llevaron!

¿Se acabó la lava del volcán Vesubio?

El restaurant Vesubio ha sido sin duda el establecimiento de gastronomia más emblemático de República Dominicana.

Fundado por Anniballe Bonarelli, en el 1954, iniciando una saga familiar en la que Guioseppe Bonarelli crea luego “La Bodegga”, que se convertiría en pizzas Pizzarelli, llegando a tener 17 locales, con un centro de capacitación y otro de producción, pero además estableciendo otras marcas de restaurantes como Mustard, Paninoteca, Tres Mariachis, Trattoria.

El negocio de los Bonarelli, sin duda alguna,  es ¡la comía!

El Vesubio, que lleva el nombre de un volcán napolitano de Italia,  llegó a tener una demanda que, desde las 11 de la mañana hasta las 4:00 de la tarde llenaba tres veces su capacidad, con la gente que entraba y salía del mismo. 

Un verdadero fenómeno de popularidad, al más elevado ambiente social, pues reunía a lo mejor de la aristocracia, gente de la alta política, funcionarios del gobierno, y a todo aquel que quisiera halagar o impresionar a una fémina.

Tanto éxito alcanzó el Vesubio malecón, que abrieron otro local en la Tiradentes, denominado El Vesubito, con áreas privadas para encuentros y reuniones reuniones.

Lamentablemente los tiempos cambiaron, y surgio una férrea competencia a nivel de gastronomía, con una ciudad en crecimiento. El interés  y la clientela del Vesubito de la Tiradentes decreció y lo clausuraron.

Los Bonarelli se la “jalaron”, pero no se quedaron “daos”, y fundaron uno de los restaurantes más bonitos de la capital, como lo es Bottega Fratelli, (superior en su decoración, ambientación, al Vesubio,)  en el sector de Serralles, poniendo en evidencia que son unos duros en materia de negocios.

Porque esa Bottega Fratelli está de madre….

Un ambiente sofisticado y elegante con lo mejor de la comida italiana, y donde, al igual a como sucedía en el legendario Vesubio, se ha volcado la clase alta del ambiente social, empresarial y político de la nación.

¿Qué es lo malo? Que a raíz de los Bonerelli enfocarse en el nuevo restaurante, dejaron  al Vesubio malecón languidecer, hasta el punto de que murió con  honores, como lo puede comprobar todo el que pasa frente al local.

¡Diablazo! ¿Dejar morir a uno de los restaurantes más emblemáticos de la capital y el país?. Ojalá y me dijeran que se trata de un cierre por remodelación, porque no lo puedo creer. Sorry,  soy fiel a lo que conozco y reconozco en su justa dimensión.

Aunque después de todo los Bonarelli…. no son pendejo.

Se están adecuando a las nuevas tendencias, circunstancias y a los hechos…

Negocios son negocios…