El carrito de caja de bola

¡Wao!, cogí esta foto del Facebook de Valentín Pérez Terrero, pues el carrito de caja de bola me ha llenado de nostalgia, al recordar los tiempos de niñez en que tanto nos divertíamos fabricando y montando estos vehículos artesanales y rudimentarios. Mucho más divertidos que los carritos eléctricos de la Barbie, y ¡díganlo duro!. Lo bueno que era bajar la cuestecita de la calle "J" en María Auxiliadora, con los muchachos de los Lama, que vivían detrás de mi casa, pidiendo que se lo prestara, y yo lo que hacía era que se lo alquilaba. La mejor bajada, sin embargo era la de la Loma del Diablo, donde antes había un parque y hoy un local comunitario. Cerca estaba la Loma del Chivo, pero había que tener cuidado, porque los tigueres si nos veían, nos quitaban el carro. ¡Qué chulería! Y el único mantenimiento que había que darle era engrasar las cajas de bola. Un día se me ocurrió venderlo, para construir uno más grande, y montar detrás a mi novia Matitina. Le puse un letrero de "Se vende este vehículo", y ¡se vendió de inmediato!