Más allá de la guira y la tambora

Romper el estereotipo, sobresalir más allá del combo

Por Johnny Arrendel

Todavía sobreviven los periódicos impresos, y la gente que como yo los lee completos, todas las secciones, incluso los clasificados.

Por eso, notamos que el líder de Los Hermanos Rosario, Rafa Rosario, sale con cierta frecuencia en las páginas, revistas y suplementos sociales, en actividades un  tanto alejadas de su rol de artista popular.

Debido a los estereotipos que predominan en nuestra sociedad, no es habitual que se asocie a los llamados “comberos” a encuentros donde se eleve el espíritu, a través del realce de la cultura, mas allá de las vinculadas con el propio arte musical que ejecutan.

Tampoco es fácil coincidir con un líder o integrante de orquesta popular en actividades sociales, académicas, políticas,  corporativas o empresariales, a menos que su grupo las amenice.

Por eso es significativo que el prestigioso abogado y articulista Pedro Domínguez Brito testimonie y resalte las condiciones intelectuales de Rafa Rosario en su escrito reciente publicado en el periódico el Caribe.

Domínguez Brito, en su artículo “El otro Rafa Rosario”, destaca que paralelamente con su papel de líder de la banda activa más emblemática en nuestro merengue, que le ha dado fama y gloria, el músico y cantante cultiva una personalidad diferente pero complementaria.

Aduce que sobre esa base, Rafa adquirió conciencia de la necesidad de evolucionar y plantearse nuevos horizontes, metas que solo se logran si se cultivan el espíritu y el saber.

Rememora que junto a Rafa ha recitado a coro a Rubén Darío, a Miguel Hernández,  a Pablo Neruda y a Antonio Machado, y que el higüeyano es un conocedor consumado de las letras y trayectorias de Silvio Rodriguez, Serrat, Sabina, Yupanqui, y Mercedes Sosa.

Va más lejos el letrado, pues subraya que en sus encuentros, cada vez que menciona un libro, sea clásico o moderno, resulta que ya Rosario lo ha leído, y dice estar impresionado de como Rafa maneja las obras de los inmensos  José Saramago y Gabriel García Márquez.

Finalmente, destaca la amplia cultura universal y la filosofía de vida de Rafa Rosario, para concluir que su éxito no es casual, sino fruto del esfuerzo constante por superarse.

OTROS CASOS

                                                     

Sobresalir como intérprete o creador de nuestra música popular es en sí misma una realidad meritoria como hecho cultural.

Sin embargo, por años se ha estereotipado a los músicos populares, en particular merengueros, como personas carentes de  inquietudes sociales o espirituales, y más bien inclinados a la vida licenciosa y disoluta.

Pero he aquí que varios exponentes de la música vernácula han logrado proyectarse más allá de la tarima y jugar roles importantes en diversos ámbitos.

Johnny Ventura, considerado “Papá del Merengue” por sus colegas,  incursionó primero como locutor y llegó a compartir aulas y cabina con José Francisco Peña Gómez, el orador político de mayor capacidad de agitación que registra la historia dominicana contemporánea.

Ventura también se graduó de abogado y como tal ha litigado, fue diputado por cuatro años sin faltar jamás a una sesión y en ese rol impulsó algunas leyes. Se destacó como conductor e inversionista de programas de televisión de gran trascendencia y también fue alcalde de la capital del país.

El Caballo ha escrito libros, fue vendedor líder de empresas de multinivel, directivo del equipo de béisbol profesional Leones del Escogido, conferencista y articulista en diarios nacionales, entre otros roles destacados.

Recuerdo que el cantante Eddy Quiroz, que formaba parte de Los Caballos, y comenzara con Los Kenton, era uno de sus asesores legislativos y le ayudó a formular varios de los proyectos de ley que presentó. Quiroz es economista y en la actualidad desempeña roles empresariales.

A propósito de Los Kenton, Monchy Capricho recordaba recientemente que cuando conoció a Luis Kenton, creador del Grupo Mermelada, se impresionó, porque contrario a lo que podía pensarse, el brillante bailarín y coreógrafo era un hombre de gran disciplina en su vida personal.

Luis Kenton era vegetariano, no fumaba ni tomaba alcohol, conocía la medicina natural y era un estudioso de la Filosofía y de las Ciencias Políticas.

Cuando tuvo aquel accidente terrible que le dejo inmóvil de piernas, se dedicó a su carrera de psicólogo, escribió libros, incursionó en la pintura y prosiguió su labor de formación de jóvenes talentos, prácticamente hasta el momento de su muerte.

Otra gran figura, ya fallecida, y que se proyectó desde la vida combera, fue Luisito Martí, quien se sembró en la memoria colectiva con su proverbial interpretación del merengue “La Muerte de Martin”, con el Combo Show de Ventura.

El monologo de Martí en la parte final de la grabación, habla de su capacidad de expresión, como también de su facilidad para desdoblarse, la parte en que finge llorar.

Antes de pasar al Show del Mediodía, e integrar el staff de humoristas con  las más grandes figuras del género, Luisito Martí era el productor de los divertidos “Jueves Originales”, dentro del programa Fiesta de Teleantillas, donde tocaba El Sonido Original, agrupación que lideró junto Anthony Ríos, al separarse de Ventura.

Martí, con la colaboración como actor de Ríos, fue el creador del programa de humor mejor terminado en la historia de la Televisión Dominicana: El Show de Luisito y Anthony, totalmente libreteado y con tiros de cámara y edición exquisitos.

Pero sin dudas, que el mayor éxito artístico y empresarial de Luisito Martí fue la película “Nueva Yol, Por fin llegó Balbuena”, junto al realizador Angel Muñiz, que dio el impulso comercial al cine dominicano del que disfrutan los productores de hoy.