Joseph Cáceres

Seducidos los artistas rusos con “Despacito”

Han creado siete versiones del exitoso tema

El fenómeno de la canción “Despacito”, del puertorriqueño Luis Fonsi, no se detiene en ninguna frontera ni tampoco ante las complejidades idiomáticas, por lo que varios cantantes rusos, entre estos la reconocida Klava Koka, han realizado sus propias versiones.

Para alcanzar una mayor aproximación al público ruso, los cantantes MC Zali & Kamil han optado por emplear como título “Spaciba”, término muy conocido en el extranjero del idioma ruso, que significa “Gracias”, según cuenta el periodista Jaime Noguera en la versión digital de la publicación Russia Beyond The Headlines.

“La canción-fenómeno de Luis Fonsi ha conquistado a los rusos por su alegría, movimiento y sensualidad, así que no es raro que, como en otros muchos idiomas, hayan aparecido versiones o adaptaciones en Rusia”, cuenta el periodista al revelar que lo mismo la tocan con una balaika, un ukelele o es cantada junto a un perro.

La versión de la cantante rusa Klava Koka ha fulminado el record de visionados en Youtube de Psy y su Gangnam Style, que parecía imbatible, comenta.

“Ella no es puertorriqueña, pero su versión, aunque breve, tiene un encanto especial”, acota Noguera.

Cada cantante o músico ruso ha recurrido a su propia estrategia, comprobaron periodistas de la agencia Inter News Service (INS), para captar la atención del auditorio, como el uso de la balalaika o como hizo Ekaterina Serebriánskaia con su ukelele, sin restar méritos a los MC Zali & Kamil al rebautizar su versión del tema “Спасибо” (Spasiba).

Mientras que Pável Popov ha incluido a su perro haciendo dúo con sus ladridos, al tiempo que Jáustov grabó cantando la canción en un paso elevado de una vía.

Y para los que han levantado la polémica entre la salsa y el reggaetón –dos géneros musicales válidos con sus indiscutibles etiquetas puertorriqueñas– también está el “flashmob”, en el que cien rusos y rusas se lanzan a bailar “Despacito” como parte del Festival de Reggaeton de Moscú que, aunque no lo crean, es una realidad.