Jugando con tierra y un palito…

Demasiado ruido para cosa de poca monta…

La semana pasada a la gente le dio con cherchar con el tal Beato.

Asumieron la impertinencia de un camarógrafo frente al mar en Nagua por los efectos del huracán Irma, como si se tratara de un acto patriótico.

Poco faltó para que pidieran se condecorara a Beato con la orden de Duarte, Sánchez y Mella, y una brigada del Ejército dispara una salva de 21 cañonazos.

Por suerte, el efecto pasó rápido, y dejaron el ditirambo ese.

¡Oh Dios!, pero no bien se dejó atrás el ruido de Beato, cuando de nuevo se produce otro arrebato para rendir culto a la estupidez y la estulticia.

¿Pero será un espíritu?

Nada menos que la denominada Boda del Pueblo, exaltando la decisión de casarse que tomaron dos mequetrefes.

A ver, ¿qué tiene de particular, de grandioso,  el que un motoconchista vaya y le pida matrimonio a la empleada de una heladería Bon?

Que alguien me diga, como dice la salsa…

Pero ahí están los alcahuetes regalándole electrodomésticos, pidiendo que el gobierno les de una casa y un carro, llevándolos a la televisión como si fuera en verdad la boda del siglo.

¡Cuántos vagos y sin oficio, virgen de la Altagracia!.

Cómo se ve que en este país no hay nada de qué hablar y que  ya la gente está harta de Odebrecht y Marcha Verde, y por ello se aferran a nimniedades.

Demasiado ruido para cosa de tan poca monta…

Cuánto recuerdo a mi abuela Cármen, que cuando me veía de vago, ocioso, me decía que si no tenía nada que hacer que me pusiera "a jugar con tierra y un palito"…