sábado, 9 de septiembre de 2017

Levitando en el tiempo

Una noche mágica
Mientras te ajustabas la blusa, frente al espejo, aproveché para contemplarte, con deleite, como si no quisiera perderme de tu más ligero   movimiento, disfrutando de tu voluptuosa figura, tan fresca, y tan joven,  de lo cual lo único que me separaba, era la diferencia de edad, Greidy.

Pero pensé, con libidinoso convencimiento, que “quererse no tiene horario ni fecha en el calendario”, como dice la canción.

Además,  en modo alguno ninguno de los dos estábamos dispuestos a sujetarnos a las conveniencias de los convencionalismos sociales que pautan y rigen, (de metiches), el accionar y el comportamiento de la gente.

Y eso  me bastaba, porque ambos, sin prejuicios, ni afeites ni esteticismos, teníamos el convencimiento de que debíamos apretujar los días, para disfrutarlos hasta la última gota.

Y así lo hicimos, sin angustias y sin remordimientos.

Cuando te llegó el momento de levitar, lo permití sin ambages, consciente como estaba de que  necesitabas entrar en trance, porque después de todo es el momento supremo que aprovechas para proveerte de  tu necesaria iluminación espiritual y purificarte en las llamas de un amor, que sabíamos que no era eterno.

Y estuviste suspendida en el aire por largo tiempo…

Hasta que nos comimos la noche con opípara ansiedad, hasta hacernos omnipresentes al día siguiente, en que los murmullos del día y la luz del alba hicieron de las  suyas en "la casa del sol naciente".

Y así, los dos… vestidos de blanco… levitando, hicimos nuestra primera comunión, para luego ascender hacia el infinito, por los siglos de los siglos, amén

1 comentario:

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NIURKA BAEZ,
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