lunes, 27 de noviembre de 2017

Pablo Alborán: "Sigo siendo mi peor enemigo, pero también soy mi mejor amigo"

Tuvo que parar hace dos años, en pleno éxito, y lo hizo justo a tiempo: porque reconoce que estaba a punto de "pegársela". Así lo cuenta, con humildad y sin miedo a titulares malintencionados, durante la entrevista tras presentar su nuevo disco Prometo (Warner). Probablemente el más personal y maduro del artista, y también el más auténtico. Imágenes 1 Foto 

"Me iría de copas, no haría ninguna pregunta" contesta cuando, nada más entrar en la sala donde le esperamos, le decimos qué se preguntaría después de todas las preguntas que le han hecho en su vida y que, pese a su juventud, son ya muchas. Muchísimas. Y ahí nos gana con la respuesta, pero sobre todo con la sonrisa. Porque es de verdad.

No le da miedo prometer? 
Sí, pero depende de lo que se prometa. Yo aquí prometo hacer música y me prometo a mí mismo disfrutar de todo lo que venga, porque es algo que necesito. Necesito disfrutar del camino y de cada paso, porque antes no lo hacía. 

¿Qué no prometería? 
No prometería... No lo sé, algo que no puedo cumplir. Prometería muchas cosas pero no sé qué no. Qué difícil, todo el mundo me pregunta qué prometerías. No prometería no equivocarme otra vez, porque seguramente lo haré. Bueno, es imposible no equivocarse... Totalmente, me equivocaré. Digo que no me equivocaré en no disfrutar. 

¿Tenía que haber parado antes? 
No, paré en el momento justo antes de pegármela. Lo vi yo y mi equipo, también. Ellos estaban de acuerdo y en eso tuve suerte. Me di cuenta en un directo. Bajé del escenario y abracé a mi mánager y le dije:"Llévame a mi casa que hay algo que no va". 

¿Y qué le dijo? 
Me dijo: "Te quedan tres o cuatro conciertos. Si quieres los cancelamos, pero será noticia y será peor. Si puedes, pega el tirón, hazlos, y luego te llevo yo a tu casa en brazos si hace falta». Mi equipo se dio cuenta de que me tenían que parar. Menos mal que tengo eso, porque me puede pasar otra vez. Hoy el cuento es el contrario: emoción, ilusión... Esta mañana he llorado como un bebé y hacía muchos años que no lloraba de emoción. Me he quedado mirando el amanecer y he pensado: todo vuelve a empezar, y qué bien estoy.

Hoy el cuento es el contrario: emoción, ilusión...
Esta mañana he llorado como un bebé y hacía muchos años que no lloraba de emoción. Me he quedado mirando el amanecer y he pensado: todo vuelve a empezar, y qué bien estoy.


¿Este es su trabajo más de verdad? 
Sí, ha sido el más de cura, como una terapia. Ha sido escupir todo y curarme de muchas cosas. El parón ha sido curativo, necesario. Le deseo a todo el mundo poder parar y quererse un poco, escuchar a la gente de alrededor. Hasta que no paré no vi que solo hablaba de mí. 

¿Sabía cuando paró lo que le pasaba? 
Sí, yo lo sabía: necesitaba saber lo que pasaba a mi alrededor. Cuando paré me escuché y me entristecí porque me había perdido muchas cosas. Me di cuenta de que nunca pregunté a mis padres qué les parecía mi vida: me fui y desaparecí. 

¿Se lo ha preguntado? 
Por supuesto, y la respuesta a veces te alegra y otras, te entristece. Mi madre está orgullosa de sus tres hijos, no de mí porque sea cantante. 

¿Puede escuchar el disco o necesita que pase el tiempo? 
Me hace ilusión pero no porque sea mío. Y le saco pegas, claro, porque soy un enfermo perfeccionista. 

¿Qué canción le cuesta más interpretar? ¿Llora con alguna?
 Me cuesta mucho Prometo. Me cuesta contenerme, es la canción que más me descontrola. Siguen descolocándose ciertas tuercas. 

¿Es carne de cañón para la derrota? 
Lo canta usted... Todos lo somos. Lo he sido ... A veces digo: es que soy muy intenso, y no lo soy tanto... 

Además, qué manía con no poder ser intenso, ¿no? 
Totalmente. Lo he sido, por supuesto. Pero también depende de lo que sea para ti ser intenso. Es más una sensación, creo.Y volviendo a carne de cañón: todos lo somos, pero a veces pisamos charcos y nos gusta regodearnos en ellos. Hay muchas diferencias en cómo gestiono yo los cuernos, no creo que sea igual que como los gestionas tú

Si pudiera elegir, ¿retrasaría el momento del éxito?
No, ha ido como tenía que ir. Paré, pero no porque me abrumara la fama. Era yo, yo era mi primer enemigo y lo sigo siendo, pero ahora soy mi mejor amigo y antes no lo era. 

¿Cuál es el peor enemigo de la música? 
La falta de emoción, y da igual lo que cantes, aunque hagas electrónica o heavy, le emoción es personal. Cuando se despierta la emoción, ahí hay música.

¿Qué le haría ilusión que despertara Prometo?
 Que lo que se despierte en ti sea diferente en todos, que se despierten cien mil recuerdos y sentimientos distintos. 

¿Le parece que hay tantos sentimientos? 
No sé, pero sí que hay muchas diferencias en cómo gestiono yo los cuernos, por ejemplo. No creo que sea igual que como los gestionas tú. O una muerte o despedida. Y hay mucho más que amor y desamor. 


1 comentario:

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NIURKA BAEZ,
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