martes, 2 de enero de 2018

¿Conoces el “síndrome de principio de año”?
Se refiere al conjunto de objetivos y proyectos que muchas personas se plantean a inicios de año, y que muchos terminan abandonando a los pocos meses

Empieza un nuevo año, y con él muchas personas se plantean nuevas metas y objetivos. Muchos de ellos relativos a la salud física: hacer más deporte, ir al gimnasio todos los días, hacer dieta, empezar a comer de forma saludable, dejar de fumar…

Sin embargo, la mayoría de veces las personas terminan por abandonar la meta. Las fuerzas van disminuyendo, la motivación no se mantiene como al principio, no se consiguen los objetivos que se tenían en mente, o no de la misma manera, y finalmente se abandonan esos propósitos, los que posiblemente vuelven a surgir el año que viene.

De acuerdo con Denisse Reyes, directora y terapeuta familiar del Centro Ser Para Actuar, esto es lo que se conoce como “síndrome de principio de año”, o el conjunto de planes, metas, proyectos y motivaciones que experimentan y se trazan las personas cuando un nuevo año recién inicia, cuyo tiempo de duración no excede los primeros seis meses del año.

“Al iniciar un nuevo año, indistintamente de nuestro sexo, automáticamente se activa en el ser humano una nueva cosmovisión de la vida, un sentido distinto de existencia, que nos da la sensación de nuevas oportunidades para la cual nos fijamos un sinnúmero de metas y planes para desarrollar y cumplir en el nuevo año, con esa certeza de: “esta vez sí lo lograré” “tengo un mejor plan o mejor manera para hacerlo”, explica Reyes.

Ahorrar, inscribirnos en ese curso que deseábamos, adquirir un auto, comprar una casa, en fin… un montón de sueños que anhelamos ver cumplidos. 

Pero, ¿por qué después de tener lo que parece ser el plan ideal (por lo general, antes de que finalice el primer trimestre) volvemos a caer un poco más atrás de la línea de inicio? Según la especialista, la falta de motivación y la frustración, parecen ser los aliados perfectos para abandonar las metas trazadas. 

Ante esta situación, es necesario estar claro en lo que se quiere antes de fijarse esas metas para que sean alcanzables y no simplemente una “sensación de temporada”.

Qué hacer para no desistir
Reyes explica que existen muchas maneras para lograr no abandonar las metas que se trazan y lograr el objetivo final, entre ellas:

Definir un porqué o un para qué. Esto es importante porque una vez definido esto, es lo que impulsará a no detenerse cuando comiencen a aparecer los primeros obstáculos. 

El por qué y el para qué permiten identificar, si se trata de algo que se quiere en realidad o si es simplemente para llenar las expectativas de alguien más. Por ejemplo, si la meta es bajar de peso, la pregunta que debemos hacernos sería: ¿esto es algo que realmente quiero por mis propias razones o es porque a otra persona le parece bien que yo lo haga? 

Cuando se trata de sostener una meta en el tiempo, si los motivos descansan o dependen de fuerzas ajenas a nuestras propias convicciones suelen caerse ante el mínimo inconveniente o dificultad que se presente.

Un punto importante, según Reyes, es trazarse de una a tres metas para comenzar. Posteriormente pueden ir sustituyéndose y agregando otras, conforme se van logrando. Esto permitirá tener un mejor enfoque, ya que cuando se inician muchos proyectos a la vez se genera un caos y una situación de confusión y desorden.

Conectar lo que se quiere con lo que se hace es muy importante ponerlo en práctica. Las obligaciones diarias pueden distraernos y hacer que perdamos de vista lo que deseamos. A través de un inventario de hábitos que nos ofrece un diagnóstico real de nuestro día a día, esto, a su vez, nos facilitará hacer los ajustes pertinentes en nuestro estilo de vida, permitiendo identificar si lo que se hace en la rutina diaria acerca o aleja de lo que se quiere lograr. 

Por por ejemplo, si el plan es que se desea comprar un artículo que se necesita, pero que es muy costoso y los ingresos apenas alcanzan para cubrir los gastos básicos, mediante este análisis entonces se pueden identificar esos gastos, que muchas veces pasan desapercibidos, pero que a la hora de reducirlos garantizan un ahorro significativo. 

Pudiera ser el caso de salir a comer fuera con frecuencia, comprar cosas que no se necesitan pero que se adquieren solo porque están en oferta y hay que aprovechar. Una vez detectado el escape, es más fácil corregirlo.
Un aspecto muy importante, aclara Reyes, es fijarse un rango de tiempo. No es recomendable esperar a que las cosas sucedan por sí mismas, ni a que se den las condiciones más favorables. Es fundamental que en la definición de una meta se establezca un espacio de tiempo que permita avanzar claramente hacia ella y medir resultados, lo que brindará la oportunidad de cambiar las estrategias en caso de que los resultados no satisfagan.

“No dejemos que un intento frustrado nos aleje de nuestras metas. Seamos disciplinados y constantes, conscientes de que somos enteramente responsables de que las cosas suceda o no, y que cada año sea una oportunidad para lograr nuevos sueños y escalar peldaños más altos y no meramente un conjunto de aspiraciones motivadas por el “síndrome de principio de año”, aconseja la terapéuta.

Medida
Haz una lista y escribe toda la planificación que hayas diseñado para el logro de tus objetivos y colócala en un lugar visible. Es importante que recuerdes siempre lo que quieres lograr, para que la rutina y el tiempo no te desvíen de tus propósitos.

Consejo

Define tus objetivos, sé realista, identifica qué es lo que realmente quieres lograr. No te abrumes con miles de metas y propósitos, elige tan sólo los que te parezcan más importantes.(Ivelisse Santos-El Caribe)

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NIURKA BAEZ,
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