UNA ANECDOTA QUE CONTAMOS HACE AÑOS...
domingo, 8 de marzo de 2009
ANECDOTAS
EL PRECIO QUE SE PAGA POR SER FAMOSO
A principios de los años ochenta una de las orquestas invitadas al Carnaval del Merengue de la ciudad de Nueva York fue la de Fernando Villalona.
El empresario José Tejeda alojaba a todos los músicos en el hotel Taft de la Séptima Avenida con 50 St. donde ahora está el Michelangelo frente al teatro Winter Warden.
Fernandito tenía cita en un estudio de grabación de la calle 42 y me invitó para que lo acompañara, pues le iba a poner voz a un tema que estaba grabando.
En esa época era uno de los asesores gratuitos de Fernando, pues en mi casa paterna se hicieron varias reuniones cuando se presentó el conflicto por el nombre de Los Hijos del Rey. Fue allí donde se tomó la decisión de que Fernandito debía identificar su orquesta con su nombre y olvidarse de los Hijos del Rey
Accedí con gusto a acompañarlo al estudio, y como la 42 no estaba lejos, decidimos ir caminando por la SéptimaAvenida, mirando tiendas y disfrutando de esa zona turística que siempre está atestada de gente.
Ya llegando a Time Square en el edificio donde están las pantallas gigantes entre Séptima y Broadway, Fernando sintió un olor a comida que salía de un carrito deparaguita de los que venden hot dog.
-Vamos a comernos par de hot dog antes de llegar al estudio, que tengo hambre- me dijo.
Estábamos a media mañana y por complacer a Fernando salí del hotel sin desayunar, pero no estuve de acuerdo con que se comiera en la calle. Más por él que por mi.
-Tú eres un artista, Fernando. No creo que le vaya bien a tu imagen que te vean aquí comiendo hot dog. Mejor entremos a una cafetería y comemos algo.
-No, no, vamos a resolver aquí mismo, lo hacemos más rapido, y seguimos pal' estudio.
- No Fernando, la imagen hay que cuidarla- insistí.
-Qué imagen ni imagen... quién va a ver a uno. Aquí lo que hay son muchos gringos que no se fijan en eso, ni me conocen. Todos son americanos, no veo ningún dominicano.
Y deben saber que cuando El Mayimbe dice por aquí voy, no hay quien lo ataje. No me quedó más remedio que complacerlo y pedimos los dos hot dogs.
Eso sí, que como medida de precaución le dije que nos pusieramos en un recodo del edificio donde están las pantallas lumínicas, de manera que no fuera fácil que nos vieran.
Nos escondimos en una esquinita y procedimos a ''abrocharnos'' los hot dogs.
De repente se oyó una voz:
-!Oh!...Fernando Villalona!....Oh!...también Joseph Cáceres!...jartándose sus chimichurri aquí en New York!!!.
Entre dientes y sin masticar le murmuré a Fernando, quien también había dejado de comer, un "te lo dije".
Al momento llegaron más personas que nos rodearon y comenzaron a pedir autógrafo a Fernando, y a decirle que lo admiraban, y no faltaron expresiones como:
-Esos bárbaros comiendo hot dogs de los americanos.
-Quieren ir al Deportivo?...ahí venden unas paticas de cerdo riquísimas.
-Si quieren los invito a comer a mi casa, mi mujer Marola es loca contigo Fernando.
-Yo tengo el disco tuyo de Tatico Henríquez, vamos pa' mi casa a escucharlo.
-Yo tengo un litro de Bermúdez, y nos ponemos a jugar una mano de dominó, tranquilos..
-Quieren ir al Deportivo?...ahí venden unas paticas de cerdo riquísimas.
-Si quieren los invito a comer a mi casa, mi mujer Marola es loca contigo Fernando.
-Yo tengo el disco tuyo de Tatico Henríquez, vamos pa' mi casa a escucharlo.
-Yo tengo un litro de Bermúdez, y nos ponemos a jugar una mano de dominó, tranquilos..
-Diablo, si yo tuviera una cámara te tirara una foto
-Fírmame un autógrafo aquí en la mano, pa'yo enseñárselo a la novia mía que es una fanática tuya.
-Yo voy hoy para el Happy Hill Casino donde tú estás tocando esta noche.
-Yo voy hoy para el Happy Hill Casino donde tú estás tocando esta noche.
No sabíamos de donde había salido tanta gente de un momento a otro.
Tuve que halar a Fernando y quitárselo a la gente, llevándolo para el estudio con su hot dog a medio comer. En el trayecto me dio la razón de lo difícil que es para un artista comportarse como una personal normal, común y corriente.
FOTOS:
1.- Hotel Taft
2.- El carrito
3.- Y aqui estoy junto a Enrique Fernández, (comiendo embuchao) Fernando Villalona y el difunto Figueroita en la ciudad de New York en la época en que transcurrió la anécdota.
1.- Hotel Taft
2.- El carrito
3.- Y aqui estoy junto a Enrique Fernández, (comiendo embuchao) Fernando Villalona y el difunto Figueroita en la ciudad de New York en la época en que transcurrió la anécdota.
Gran cosa
ResponderEliminarEl Mayimbe y el Zorro son los Fuertes, parece que no sabes la Historia Anonimo Perro!!
EliminarGran cosa
EliminarPero yo soy famoso y de vez en cuando entro a la gasolinera a comer hotdog
ResponderEliminarPor que es que ustedes algunos anonimos son tan come sica
ResponderEliminarEsos cuentos del zorro son muy largo.
ResponderEliminarAtt.la ex de pitagoras
Esos cuentos del zorro son muy largo.
ResponderEliminarAtt.la ex de pitagoras
Aburrida!!
EliminarY tu pájaro
EliminarAtt. La ex de pitagoras
Pues miren, el hecho de ser famoso no hace a las personas extrema. Un ejemplo tangible por el que se debe mirar las cosas es, que siendo El Barraco Mama, presidente de la primera potencia del mundo, no le impedía, comer en la calle, o visitar negocias sin renombre, como el caso cuando entró a un negocito de un dominicano, y pidió que le sirvieran chicharrón y pollo frito, de ahí salió con un funda llena de manteca, con su comida para " La Bestia", su limusina presidencial. Otra, cada vez que llagaba a un lugar buscando comida, hacía su fila. Y entonces? Que craso yerro creerse VIP.
ResponderEliminarno entiendo la gran cosa, Bloomberg cuando era mayor cojia el tren para ir al trabajo, siempre me encontraba con el en el tren E.
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