ARTE NACIONAL

Multas

En los 70's, en la época en que el doctor Félix María Benzo era presidente de la Comisión de Espectáculos Públicos y Radiofonía,  dependiente de la Dirección Nacional de Telecomunicaciones, acepté el cargo de inspector de la insitución, sin sueldo, de manera honorífica. 

Desde el mismo pude, como dicen, "predicar con el ejemplo", pues criticaba desde esta columna los merengues de letras obscenas, y que "atentaban contra la moral y las buenas costumbres", y al mismo tiempo accionaba desde el seno de la CNEPR para que se prohibiera su difusión en la radio, la televisión y en los espectáculos públicos.

Así logré que se prohibiera el "Pónmelo ahí que te lo vuá a partí" (Los limones), Víctor y Memelo (alegoría a un ayuntamiento sexual), y porteriormente, en la presidencia de doña Zaida Ginebra el que dice "que se acabe el arroz, la leche y la gasolina, pero el ron que no se acabe porque esa es mi medicina".

Fueron célebres los debates que se originaron con esas prohibiciones, con gente a favor y otros en contra,  según pueden ver en los recortes de los periódicos de la época.

Casi todas esas prohibiciones fueron levantadas, pero los escándalos que se originaron catapultaron a sus intérpretes hacia la popularidad y la fama, como se pudo ver con El Conjunto Quisqueya, que a partir de "Los Limones" se convirtieron en una de las agrupaciones más populares del género.

Recuerdo que el difunto Aneudy Díaz, líder del grupo,  me mandaba a decir que estuviera atento a otros temas que lanzaría el Conjunto Quisqueya para que pidiera su prohibición, pues les había ido muy bien con la de "Los Limones". 

Por ello, con toda esa experiencia vivida, les digo que eso de prohibir la difusión de temas al final de cuentas nada resuelve, verificable en el hecho de que canciones canciones prohibidas en el pasado, cuya censura nunca fue levantada, hoy día suenan libremente como es el caso de "El Polvorete" y la de "el ron es mi medicina".

Otra cosa sería si las prohibiciones fueran acompañadas de fuertes multas, como las que la FCC y el congreso de Estados Unidos  han dispuesto para los infractores de las leyes morales, como la aplicada a la televisora donde a Janet Jackson se le salió un seno en un transmisión en vivo, y  la impuesta a cadena radial estadounidense que transmitía el controversial programa de Howard Stern