viernes, 17 de mayo de 2019

“Yo no soy Marlin Martínez”.
Por Patz Guerrero

Parecería que voy a alabarme como figura materna con este titular, pero voy a desidealizame.  Quiero desde mi propia experiencia plantear lo que vivimos las madres del 2019 donde la burla y el “dame” es must have mundial.

Cuando niña en mi casa habían dos señoras de servicio, una era de un pueblo retirado al que sólo  iba una vez al mes. Por otro lado, Doña Altagracia, iba a diario a encargarse sólo del lavado y planchado. Mis padres trabajaban ambos, pero sus trabajos eran literalmente de 8 a 5, con horas de almuerzo que pasaban en casa con nosotros. En mi caso cuando, me convertí en madre a los 28 años, enfrenté una realidad muy diferente. 

Empecé a trabajar al mes y medio de mi hija nacer, horarios extendidos, sin servicio, lo que dificultó amamantarla por más tiempo. Después también enfrenté una catarsis profesional, pues empecé a darme cuenta que no me gustaba lo que hacía, pero era una “obligación”. Cuando ella tenía 5  años, tuve que tomar la decisión de emprender ya que constantemente faltaba a mi trabajo por sus situaciones de salud, y después de un esfuerzo de años, descubrí que fue la mejor decisión que pude haber tomado, no solo por mi hija, sino por mi crecimiento personal. Pero…

¿Qué cuesta ser mamá  en el 2019?

Ahora mismo ya mi niña primera está dejando de ser una niña. Sé que debe ser muy normal todo lo que yo estoy viviendo según los libros, pero vívalo y sepa, que nadie, por más ilustrado, está preparado para esto.

Existe un “no me importa” arraigado en el corazón de la juventud que se desprende de las manos de nosotras, y quiero poner a Marlin Martínez como ejemplo, ya que me descubrí diciendo “Yo no soy Marlin Martínez”, a un grupo de maestras  el otro día cuando en lugar de defender a mi hija en una situación, preferí sugerir un castigo… y es que lo que es en pequeño, después será en grande. Todo comienza con una pequeña muestra, y crece como bola de nieve hasta no poder detenerla.

“El hombre es un pequeño mundo”.

Ese “no me importa” se lo enseñan a nuestros hijos, lo fácil que se ve el conseguir cosas actualmente. Para un padre de los 90’s volverse rico era un sueño. Ir a Disney era... bueno yo nunca fui. Tener unos tenis reebook o comprarse una pinta en Bennetton en esa época era a base de muchos sacrificios y trabajo. Ahora todo está a la mano y es fácil. Fulano  se hizo rico en un día pegando un trap. Fulanita lo dio y tiene un Iphone XS.  Entonces, ¿ qué me va a importar esforzarme? Al final,” mami Marlin me rescatará… así que puedo equivocarme, no pasará nada”.

Por eso aunque se me caiga la lengua hablando, todos los días, el “Yo lo hago ahorita” o el “uff”  vuelven a  aparecer como respuestas. Pues que importa, de verdad, pues los rodean miles de Marlon, cosechados por nuestra generación, que no asumen su propia responsabilidad, porque siempre otro “recoge la basura”.

No estoy lista. Veo que otras personas no sienten presión por eso, y las envidio. En mi caso la presión se despierta cada día conmigo. En pequeños detalles como el tiempo de llegar al colegio,  con esa  parsimonia exagerada tipo  ritual matutino que vivo,que delata todo lo que ya dije en este escrito.. me alarma. Al mismo tiempo es posible que conteste varias llamadas de algunos clientes y que me descubra en chancletas, con lagañas y un pajón al cubo en la puerta del colegio diciendo “te amo, hasta luego… pórtate bien”. (Súmale que normalmente me encuentro con alguien importante de trabajo viéndome así).

Me quedan 4 horas pienso, mientras me dirijo a mi casa de nuevo.. sacando cuentas de las notas que debo escribir y las coordinaciones de ese día, de la semana y de repente del mes. Después empezamos a sentirnos mal por algo.. ¿Qué será?, porque ni siquiera estamos claros de qué pudiera ser… pero hay un hueco en el pecho de algo que dejamos de hacer o que sentimos que no hicimos. Y señores, se trata de nuestra memoria emocional de la infancia, recordándonos que ya nada es lo mismo, y que será imposible dar esa paz y tiempo que tuvimos nosotros  a nuestros hijos. 

“La  súper Mom” se desmorona aquí. Esa idea de “ ahora hago todo yo, produzco todo económicamente, que ni servicio tengo para velar por todo yo en mi casa, y aún así logro mi éxito profesional”  es otra falacia actual, pues cada día haciéndolo, me doy cuenta que algo no está bien. Y el dedo sigue apuntando hacia mi.


Mi hija primera se está volviendo una mujer del 2019… y me siento desechable. Siento que no hay memoria que rescate lo que entregamos, pues no es culpa de ella, es que se reseteo la humanidad y no hay backup, no hay memoria en el mundo, ellos no tienen referencias… Pero yo no soy Marlin Martínez.

3 comentarios:

  1. No querían movimiento femenino y que las mujeres pudiesen hacer lo mismo que los hombres? Pues Cojan ahí!! Antes había más respeto porque había una madre o abuela o nana velando por los hijos. Hoy a los hijos los cría youtube, Facebook, Instagram etc. Todo por ese afán del feminismo..

    Si usted es mujer y quiere progresar profesionalmente, no tenga hijos y punto

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  2. Muy bueno tu enfoque y la manera de plantearlo Patz.

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  3. Amada amiga... espero leas esto, no podré poner mi nombre por razones obvias, como regularmente escribo en está página de incógnito me declararía por todo lo que he dicho y las bocas que he callado... Pero cuando te vea personalmente te voy a abrazar para que sepas que este artículo te, engrandece, que muestra relación de amistad y trabajo no empezó bien, pero cada día te he admirado más y más... me quito el sombrero ante tu " Yo no soy Marlin... soy un padre que hace lo imposible por no ser Marlin y al igual que tu... no .e dejaré vencer 💪

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