Los merengueros criollos “se cantan y se lloran” con lo que está sucediendo con el género, pero no lo cuidan, ni se cuidan ellos.
Por ejemplo, Sergio Vargas tenía el pasado sábado la presentación de su concierto Sergio Sinfónico en el Teatro Nacional.
Supone ello una producción especial, no solo por la sala donde se llevó a cabo, sino por la particularidad de que se hacía acompañar de una orquesta sinfónica.
Una presentación como esa demandaba que la orquesta de Sergio, y el mismo artista, se guardaran en los días anteriores a la función, para concentrar el interés de la gente en la misma.
Nada de bailes ni de presentaciones en bohemias, como acostumbra el artista, porque aún cuando se trate de actividades con características diferentes, le restaban a la del teatro.
Igual ocurrió el mismo sábado con una presentación estelar de Miriam Cruz junto a Manny Manuel en Hard Rock Live.
Cinco días antes estaba Miriam Cruz en la discoteca Jet Set junto Yiyo Sarante. Si Hard Rock Live es un lugar de categoría, de Jet Set hay que decir que es la discoteca más moderna y lujosa de toda el área, por lo que presentarse allí, en su tradicional lunes, y luego replicarse cinco días después en el otro establecimiento es una acción si no temeraria, arriesgada.
Y es que los merengueros se creen que el mercado les aguanta todo.
Esa práctica, de no reservarse antes de presentaciones especiales, viene de lejos, pues recuerdo al empresario Raphy Mercado quien se quejaba por el hecho de que montaba un concierto en la arena del Madison Square Garden, y siempre tenía problemas con las orquestas dominicanas, que no se guardaban los días previos a la función, y andaban zafaconeando y recogiendo chelitos por todas partes.
Del que más se quejaba era de Fernando Villalona, al que colocaba como figura estelar en algunos de sus conciertos en el Madison. Cuando El Mayimbe llegaba a su escenario, ya se había presentado en bares, discotecas y restaurantes del Alto Manhattan.
Raphy decía, con su acento cubano, sin ser de Cuba, que quien lo podía ver en los “cuchifritos”, no iba a pagar para verlo en el Madison.
El mismo Mayimbe con su “Dominicano soy” blandiendo una banderita de la Patria.
La racionalidad llama, pues…
Mi consejo es que no se lo quieran ganar todo, que a veces “lo mucho con demasiado” abarata la imagen y hace daño.
Fernando con su "Dominicano soy" ya jarrrrrrrrrta, lo mucho hasta Dio lo ve.
ResponderEliminarNo es obligatorio opinar sobre todo lo que se escribe....
EliminarPara esos tiempos, el Mayimbe podia hacer eso y mas, le lucia todo, era una especie de regalo celestial para sus seguidores. Por algo le decian el Mayimbe.
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